El príncipe azul tiende a ser un joven bien formado. Con frecuencia utiliza una faja o cinta cerca de su traje principesco y, de forma frecuente, un bigote pequeño y refulgente. En muchas actuaciones, charla con acento francés o británico.
Entre los temas centrales de los cuentos tradicionales es el cariño entre
hombre y mujer, entre el príncipe y su dama… entre el héroe y su hermosura,
siempre y en todo momento para socorrer, resguardar, proteger.
En su apreciable pureza y facilidad, estas fábulas acostumbran a enseñar
historias, individuos y finales estereotipados y poco creíbles.
NUESTRO PRÍNCIPE AZUL Y OTROS MITOS PARA NO LOGRAR UN AMOR SUBLIME
1.- EL MITO DEL PRÍNCIPE AZUL.
Hablamos de la búsqueda del hombre especial, poseedor de virtudes que lo hacen prácticamente sobrehumano. Responde a los cánones del papel masculino en el cine romántico: valeroso, guapo, presto a salvar a la indefensa princesa de los mucho más cruentos riesgos. En la vida real, los príncipes cautivadores no hay, ni son precisos, pues no hay princesas, solo mujeres independientes que saben valerse por sí mismas.
Síndrome del príncipe azul en ciertos hombres
Este síndrome compone una situación sicológica muy poliédrica, o sea, muestra mucho más de una característica. Es verdad que tras todos ellos está esa semilla frecuentemente dañina y disfuncional que es el cariño romántico. El que da rincón a ideas absolutamente equivocadas sobre de qué forma marchan los cariños y las relaciones generalmente.
En la situacion de los hombres, el síndrome del príncipe azul actúa a veces de manera curiosa. Hay chicos jóvenes y no tan jóvenes que encarnan el arquetipo tradicional del héroe salvador, que protege, salva, sostiene y resguarda. Con frecuencia, este modo de masculinidad se hereda por medio de la educación recibida y el papel que vieron jugar a sus progenitores.