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Cómo es el infierno en Japón

En la mitología de Japón, Yomi no se detalla como un espacio de castigo eterno y tortura perpetua. Allí, los finados merodean eternamente viviendo una vida obscura y gris donde el alma vive instantes oscuros, si bien su historia terrenal haya sido especial.

Mucho más de un millón de visitantes visitan la localidad todos los años atraídos por este ‘elixir’ de la tierra.

Escondido en un valle, el pueblo de Beppu es popular por sus ‘siete avernos’, entre los sitios de aguas termales mucho más populares de todo el mundo. El país nipón, que da a los visitantes el misterio de la longevidad de Japón.

Oniyama jigoku, Demon Mountain Hell

El quinto de los avernos incluidos en la entrada conjunta es el pequeño Oniyama jigoku (鬼山地獄) o Demon Mountain Hell. Y si del infierno previo mencionamos que era bastante cursi con su demonio culinario, el Oniyama jigoku es bastante económico.

Pues esencialmente es un criadero de cocodrilos, en tanto que aparentemente la temperatura del agua en sus lagunas es idónea para que se reproduzcan. Lo triste es en el momento en que ves que estos cocodrilos están hacinados, prácticamente sin espacio para desplazarse y en vez de ser atrayente, sientes pena por los pobres cocodrilos.

Degustación de los Huevos Cocidos

Como comentábamos al comienzo, una vez allí, es obligación probar los huevos cocidos en los pozos sulfurosos, técnica que les adjudica su característico aspecto negro en la base. fuera Por la parte interior son como un huevo cocido habitual, pero si la tradición afirma que dan vida y salud, ¡va a haber que probarlo!

Un río en llamas en un bosque helado

Fotografía: Getty Images

Aparte del pantano ardiente que circunda el área, Jigokudani es popular por los ríos de fuego que corren por sus zonas frondosas. Aun en las temporadas mucho más frías del año, el río Oyunumagawa guarda su calor. Los turistas tienen la posibilidad de continuar el sendero del agua en el transcurso de un largo trecho, accediendo en los claros del bosque a lo largo de los meses de primavera.

La desaparición budista: Periodo Heian

La religión budista echó raíces profundas en la sociedad de Japón a lo largo del periodo Heian (平安時代, 794 – 1185) estableciendo novedosas ideas sobre la desaparición y el mucho más allí. Desde ese instante, las prácticas funerarias de las clases altas se transformaron en complejos rituales para fallecer de la manera mucho más pura viable, puesto que pensaban que de esta manera podían asegurar su eternidad.

Entre los rituales era el confinamiento del moribundo en una habitación apartada de cualquier estímulo. Esto aseguró que no tendría dispesiones o deseos que le diesen un pensamiento impuro antes de fallecer. Los mucho más ricos iban acompañados de un zenchishiki (善知識), un conserje que, por ejemplo tareas, recitaba sutras para asistirlos a concentrarse.

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