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Cómo llamar a un duque

Trato al Duque En el caso en particular de los Duques en España, la multitud debería dirigirse a ellos como «Increíble Señor».

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Patrick Williams, historiador inglés experto en el estudio de la España actualizada, va a ser siempre y en todo momento reconocido como entre los enormes vanguardistas en los estudios sobre el reinado de Felipe III, merced a su proposición doctoral, aún nueva, y a múltiples publicó productos en las décadas de 1970 y 1980. Es verdad que Patrick Williams no fue el primero en llamar la atención sobre este reinado. Bastante antes que él lo habían hecho múltiples historiadores españoles, en especial Ciriaco Pérez de Bustamante, creador, entre otros muchos, del volumen sobre el reinado incluido en la enorme Historia de España editada por Menéndez Pidal. Pero tanto Pérez de Bustamante como varios de sus contemporáneos se dedicaron esencialmente a asumir, sin ningún género de corrección, un pensamiento interpretativo muy clásico sobre el reinado. Si bien muchas son las causas que comentan esta alternativa historiográfica, quizás la más esencial fue la resolución de estos historiadores de no tomar en consideración la documentación producida por el monarca, sus preferidos o las instituciones de gobierno. Su crónica del reinado fue una historia «externa», basada en buena medida en los reportes de embajadores extranjeros y ciertos escritores críticos con el régimen, y su resultado fue un análisis muy superficial de un periodo central en la historia actualizada de la monarquía. Patrick Williams adoptó una actitud diferente desde el principio de su trayectoria. Lo que se ha propuesto desde un inicio fue redactar una historia «interna» del régimen, y el resultado fue radicalmente diferente al propuesto por otros historiadores de la temporada. Primeramente, Williams sugería que los debates políticos de aquellas décadas eran increíblemente complejos, pero asimismo que Lerma y sus socios tenían un programa político con el que pretendían enfrentar los enormes inconvenientes de la monarquía y, más que nada, que Felipe III no había sido un fácil marioneta a cargo de su preferido.

La jerarquía de los títulos nobiliarios

Los títulos nobiliarios tienen su orden de relevancia protocolar. En la antigüedad, eran distinciones que hacían los reyes a ciertas personas en agradecimiento por su actuación (para proteger la corona, en guerra, etcétera.). Y no era lo mismo que te brindaron a ti que al otro, claro.

Tras los títulos de la familia real (rey, príncipes y también infantes), el resto títulos nobiliarios se ordenan de la próxima forma:

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