Sexta parte: la recompensa No obstante, Artabán no comprende en el momento en que logró algo por él y la voz le responde ?lo que hiciste por mis hermanos, lo hiciste por mí?. Y de esta manera murió Artabán en los brazos de Dios.
Si bien la versión «oficial» recomienda que solo fueron tres Reyes Magos los que vinieron a conocer al recién nacido, hubo una cuarta parte Sabio del que raras veces se charla por el hecho de que desgraciadamente jamás llegó a donde se halló al niño Jesús .
Había una cuarta parte Sabio, que asimismo vio relucir la estrella sobre Belén. Vivía entre las montañas de Persia y su nombre era Artabán, y como Gaspar, Melchor y Baltasar, había visto la estrella que anunciaba, según viejas premoniciones, el nacimiento del hijo de Dios y decidió proseguirla. No lo pensó un par de veces, vendió sus pertenencias y adquirió piedras hermosas como obsequio para el niño Rey. Entonces emprendió un viaje de diez días para conseguir a sus amigos Gaspar, Melchor y Balthasar a fin de que juntos fuesen al acercamiento del niño Jesús. No obstante, en su sendero se cruzó con múltiples personas que pedían su asistencia.
Lo procuró a lo largo de treinta años
En el momento en que al final llegó a Belén, el Niño y sus progenitores ahora habían huido a Egipto, escapando de las garras del rey Herodes que deseaba matarlo; los otros magos habían desaparecido tras llenar su labor de venerar al Niño en la gruta. Artabán se encontraba triste y desilusionado, pero no se dio por vencido. Entonces decidió continuar intentando encontrar al Niño sin la asistencia de la estrella.
Apoyado en la historia de historia legendaria, en 1896 Henry van Dyke escribió un cuento de Navidad, que se titula ‘El otro rey sabio’, en el que contaba la crónica de Artaban, ese rey que jamás llegaba a su destino. Pero no sabía que le aguardaba un destino tan refulgente como la estrella que perdió en el cielo.
El acercamiento con Jesús
Tras treinta años de cautiverio, nuestro cuarto sabio partió y fue a Judea, donde se afirmaba que se encontraba Jesús. Pero entonces escuchó que afirmaban que lo iban a crucificar. Artabán aceleró la marcha, pero en el sendero se halló con un padre que se encontraba a puntito de subastar a su hija para saldar unas deudas.
– No hagas eso – ha dicho el cuarto sabio al hombre – ¡Es tu hija! ¡Tú no puedes realizar eso!