Dioniso se considera el dios del vino, patrón de la agricultura y también inspirador de la disparidad y el éxtasis.
Otra versión del mito de Dionisio
La segunda versión del mito de Dionisio, quizás la mucho más habitual, asegura que había una princesa muy bella llamada Sémele.
Zeus se enamoró de ella en relación la vio y tomó forma humana para salir con ella. Conque la conquistó y después la atrajo. Después quedó embarazada y Zeus le confesó quién era verdaderamente.
Otras ediciones
Hay ediciones mucho más pequeñas y menos populares entre helenos y romanos que indican a Perséfone oa Deméter como madre. Estas ediciones asimismo tienen dentro la furia de Hera en el momento en que manda a los colosos para terminar con la vida del infante Dionisio.
Podemos consultar que con independencia de la versión, el origen de Dionisio es trágico y problemático en todas y cada una ellas.
¿Cuáles son las causas de tanta disparidad?
Están todos en la relación de Pablo con la Red social Cristiana de Corintios (proseguimos en los episodios 1 a 4 de la primera carta a los Corintios).
- La variedad de opciones en la red social corintiana. Hay 4 conjuntos: los de Pablo, los de Apolo, los de Cefas, los de Cristo.
- La decisión de Apolo fue la decisión de un judío alejandrino, que combinó sus dones naturales de elocuencia con un sólido conocimiento de las escrituras.
- La opción por Cefas (Pedro) era la opción por la autoridad clásico original.
- La opción por Cristo fue la opción extremista frente todas y cada una de las opciones.
De esta manera, no solo la patología, sino más bien por norma general, en la entendimiento de las acciones y hábitos de los hombres, lo humano y lo divino se muestran como planos sobrepuestos, íntimamente unidos.
Esta pregunta se prosigue realizando, recibiendo distintas respuestas: qué nos hace accionar como lo hacemos, escoger una cosa sobre otra, etcétera. Basta rememorar que el movimiento romántico del siglo XIX y más tarde, en otro sentido, el Sr. Freud, charlará de algo afín al referirse al inconsciente: no somos completamente dueños de nuestras actitudes y nuestras resoluciones. Hay fuerzas oscuras alén de nuestro control.
Vernant redacta que: «Los helenos de temporada anticuada y tradicional tienen una experiencia de sí mismos, de su persona, tal como de su cuerpo, pero esta experiencia está estructurada de forma diferente a la nuestra. El yo no está ni delimitado ni unificado: es un campo abierto a la acción de múltiples fuerzas» (Vernant, 2001, p. 215).