Where the Wild Things Are (título original en inglés: Where the Wild Things Are) es un libro infantil escrito y también ilustrado por el creador estadounidense Maurice Sendak. Fue anunciado en 1963 y por año siguiente el creador recibió la Medalla Caldecott por su autoría.
Existen algunas criaturas que viven con pesadillas. En ocasiones creemos que son falsos, invenciones del inconsciente, representaciones de fobias… al fin y al cabo, que solo habitan en nuestra cabeza. Por otra parte, hay instantes en los que confiamos en que existen. Nos encontramos ofuscados con ellos. Se muestran, o cuando menos nos imaginamos viéndolos. Están en el armario, bajo la cama o aun fuera de casa. Los llamamos monstruos, nos aterrorizan y nosotros somos sus desarolladores. La soledad puede ser una de ellas, el fracaso, la ignorancia… o aun el cariño o la amistad. En el instante en que nos imponemos una barrera, quizás inexistente, quizás justificada, se crea un monstruo, un pequeño temor que nos impide gozar con toda naturalidad de determinadas cosas y que puede medrar si no le ponemos fin. Feist (Bits & Beasts, 2015) pone pelos, garras y enormes alturas en estos óbices, y nos pone en la piel de uno mucho más pequeño con uñas no tan afiladas, para probarnos que el valor asimismo es verdadera y puede terminar con el bestias mucho más enormes
Esta representación de sentimientos abstractos expresados como extrañas criaturas es un aspecto que Feist comparte con los cuentos infantiles. La obra de Maurice Sendak, Where the Wild Things Are (1963), todavía es un reflejo de la soledad y las adversidades de la convivencia en la niñez. Se escoge el sendero de la imaginación para argumentar conceptos que nos semejan complejos en el momento en que somos mayores. El carácter humano de Feist lo contribuye el jugador con libre reflexión, pero la propuesta real es entender qué les sucede a estos seres en el momento en que no nos encontramos viendo. Lo que ocurre en el armario, bajo la cama o en ese sótano que nos quitaba el sueño. Fue el juego de plataformas Finding Teddy (LookAtMyGame, 2013) quien entró en ese armario y descubrió que si raptan a nuestro leal compañero, somos capaces de cualquier cosa. El osezno de peluche que le hurtan al personaje principal es solo un aliciente para exhibirnos de qué forma la niñez verdaderamente no posee nada de inocente, pero es el punto culminante para ser intrépido y arriesgarse. Con Feist, el estudio Bits & Beats suprime a toda la raza humana y nos solicita que controlemos a uno de esos que nos avizoran mientras que dormimos, específicamente al que padece un exilio en su planeta de sombras. No todas y cada una la gente, no todos y cada uno de los monstruos, tienen la posibilidad de llevarse bien.
¡Canta, ven a cantar!
Fotografía: Promocional
A fines de 2016 se estrenó ¡Canta, ven a cantar!, el séptimo extenso film de los estudios Illumination (Mi villano preferido, El Grinch), que avanza en un planeta donde conviven distintas especies de animales con especificaciones humanas.
La historia
Si bien su auténtico nombre es Sacro Bosco -“bosque sagrado” en castellano- se conoce como el parque de los monstruos por las extrañas criaturas escultóricas que lo habitan. El constructor de este planeta onírico y fabuloso fue el príncipe Pier Francesco Orsini, quien encargó a enormes artistas del Renacimiento, entre ellos el escultor Simone Moschino y el arquitecto Pirro Ligorio, responsable de la construcción de la Basílica de San Pedro tras Miguel Ángel. La meta de Orsini era hacer un espacio donde pudiese admitir la desaparición de su mujer, Giulia Farnese. En un intérvalo de tiempo de precisamente 30 años, la tierra se llenó de todo género de estatuas con apariencia de sirenas, orcos, dragones, leones, tortugas, elefantes y hasta nuestra Afrodita. No obstante, desde el siglo XIX, el monstruoso bosque empezó a verse descuidado y descuidado. El encargado de dejarlo el día de hoy prácticamente inigualable es Salvador Dalí, que en los años 50 efectuó allí un corto. Esto llamó la atención de la familia Bettini, quienes empezaron un programa de restauración que duró precisamente veinte años. Merced a ello, el día de hoy el Sacro Bosco pertence a los atractivos mucho más visitados de Bomarzo.
El Sacro Bosco está en un valle del castillo de Orsini y se considera una obra de arte manierista. Tiene cerca de 20 estatuas y 2 monumentos, uno, el Templo de la Eternidad, efectuado en honor a la memoria de Giulia Farnese. El segundo está que se dedica al cardenal Cristoforo Madruzzo. Entre las estatuas se tienen la posibilidad de ver toda clase de ocasiones mágicas y extrañas, como un dragón siendo atacado por leones, un orco en cuyo interior se hacían cenas, el elefante de Aníbal atrapando con su trompa a un legionario de roma y un enorme atacando salvajemente a un personaje. Estas piezas solo detallan una cosa: hay arte que no está hecho para embellecer, sino más bien para asombrar.