En 1807, las tropas de Napoleón entran en la Península Ibérica. En un inicio, España se encontraba aliada con Francia y Napoleón procuró la cooperación de España para irrumpir Portugal. La monarquía de españa cooperó debido al bloqueo británico de Buenos Aires y por el hecho de que aguardaba asegurarse el sur de Portugal para sí.
Mañana se cumple el 209 aniversario de la sublevación de los madrileños contra la invasión francesa, que fue el detonante que desencadenó lo que nuestra Historia llamaría después Guerra de la Independencia. Con ocasión del 200 Aniversario de esta hazaña histórica, dicté una charla en el Sala Cultural del Casino Militar de Ceuta, a solicitud de la Comandancia General -entre las 4 que dicté en el mencionado Centro de Jefes y Oficiales de El ejercito. Sin embargo, dada su extensión mayor a la de un producto, me veo en la obligación de sintetizar aquí su artículo, a la visión de la conmemoración en Ceuta de aquel 1 de mayo de 1808, en honor del heroico alférez D. Jacinto Ruíz, su ilustre hijo. Francia en 1808 tomó España ilegalmente, con engaño y vileza. Los españoles fueron perseguidos y ultrajados en su territorio, su independencia, su soberanía y su dignidad nacional. Napoleón había proclamado públicamente el 3/7/1793: «Debemos llevar a cabo la guerra contra España y sus reyes para emancipar al pueblo y exterminar a los Borbones». Con su invasión, los franceses cometieron salvajes crueldades en este país, ultrajes, saqueos, saqueos, violaciones, homicidos, etcétera. Pero el día de hoy Francia y los franceses son amigos de España y los españoles, aparte de ser los dos países asociados de europa. No debemos almacenar ningún género de rencor o resentimiento contra ellos. En este momento, nuestras jóvenes generaciones precisan entender historia, en este momento que solamente se enseña en las salas académicas. Pues nuestra historia del país es considerablemente más importante de lo que ciertos creen. El excanciller alemán Helmut Khöll ha dicho: “La narración de los pueblos ha de ser famosa, por el hecho de que quien no conoce el pasado no puede comprender el presente ni crear su porvenir”. Y afirmaba asimismo nuestro respetado pensador Julián Marías: “Descuidarse de la historia es muy grave, por el hecho de que la verdad siempre y en todo momento se venga de quien no la tiene”. Napoleón era insuperable en 1808 con su «Grand Armée», un poderoso ejército que había marchado victorioso por Europa, invadiendo y anexando múltiples países. Absolutamente nadie le ha anunciado una cara. En España reinó Carlos IV quien, en vez de reinar, se dedicó mucho más a la caza y al lujo palaciego. Confió los temas de Estado a Manuel Godoy, un hombre joven, apuesto, viril, mucho más que protegido de la reina D. Luísa que, por este motivo, tuvo una meteórica carrera militar. A los 17 ingresó en la Escolta Real como guarda, a los 22 fue coronel, a los 24 mariscal, a los 25 presidente, a los 26 capitán general ahora los 34 generalísimo. Se afirmaba de él que: «Una sonrisa suya valía mucho más que una promesa del rey». España se encontraba depauperada y desgastada. Napoleón vio el instante oportuno para aprovecharlo. En 1805 aseveró: «Un Borbón reinante en España es un vecino peligrosísimo». En 1806, “juró vengarse de los españoles y colocarlos en una situación que no le hiciese daño”. Insinuó cambiar la monarquía preguntando a Godoy: «si los reyes están cansados de reinar en España». En 1807 se firma el Tratado hispano-francés de Fontainebleau, con el motivo de irrumpir Portugal. Torpe fallo de Godoy, por el hecho de que, con ese motivo, 28.000 franceses dirigidos por el general Junot, entraron en España el 18-diez-1807. Otros 90.000 sin que el Tratado lo autorizase, que ocuparon consecutivamente La capital española, Barcelona, Pamplona, San Sebastián y otras ciudades. Fue entonces en el momento en que Godoy se percató de las auténticas pretenciones de Napoleón de apoderarse España. Y fue allí donde se encaró a él como absolutamente nadie era con la capacidad de llevarlo a cabo, ordenando la vuelta a las tropas españolas que al lado de las francesas se disponían a irrumpir Inglaterra, demandando la retirada de los 90.000 franceses que invadían ilegalmente este país e inclusive conminando con él que la España se aliaría con Inglaterra, como lo logró después. El general francés, Roget, declaró con insolencia y resentimiento: «Las alianzas y sus ejércitos solo fueron para el emperador oportunidades para conseguir nuevos triunfos». El 23-03-2008 el general Murat, cuñado de Napoleón, entra en La capital de españa con mucho más de 50.000 franceses. El emperador le había confesado a su jefe de Estado Mayor: “Si España me costara 80.000 hombres, no la ocuparía, pero no precisaré mucho más de 12.000”. No obstante, en 1810 ahora había 350.000 soldados franceses en España. Llamó a Carlos IV y Fernando VII a Bayona, engañándolos a fin de que los tomaran como rehenes. El 20-04-1808 puso frente a frente a padre y también hijo, ocasionando se insultaran y se faltaran al respeto. Observando lo mediocres que eran los 2, Napoleón ordenó a Fernando VII que devolviese la corona a su padre, y asimismo a Carlos IV que abdicara de él, fijándole la copiosa renta de 30 millones de reales y múltiples castillos a fin de que Calos IV iniciara un destierro. dorado. El 06-06-1808 Napoleón redacta a su hermano José: “El Consejo de Castilla me solicita que lo nombre Rey de España. A ti eres a quien va destinada esta corona.” El 07-07-1808, José jura la Constitución de Bayona. Fernando VII cae aún en la indignidad de felicitar a Napoleón por haber hecho rey de España a José I. El historiador Seco Serrano, refiere : “La carencia de dignidad de los reyes le dio a Napoleón la iniciativa equivocada de que tenía en sus manos a todos y cada uno de los hijos de España.” Napoleón fingió hipócritamente erigirse en un altruista “regenerador” de España, publicando el próximo comunicado: “Españoles: su nación está en caída. Sus reyes me han cedido sus derechos a la corona de España. No deseo reinar, sino más bien ganarme tu amistad. Su monarquía es vieja; mi misión es rejuvenecerte. Mejoraré todas y cada una vuestras instituciones y, si me ayudáis, vais a ver de qué manera habéis gozado de los resultados positivos de esta reforma, sin combates, desórdenes ni agitaciones. Ten seguridad y promesa, pues deseo que tu descendencia guarde mi memoria y afirme: Él fue el regenerador de nuestra patria”. Las tropas españolas en La capital de españa sumaban solo 3.000 hombres. Su capitán general, Javier Negrete, dio órdenes muy estrictas de no intervenir contra los franceses, que entraron sometiendo al pueblo a la mucho más dura y despiadado opresión, lo que produjo un tiempo de abierta hostilidad, odio y enorme tensión contra ellos. El 2 de mayo, la localidad no ha podido mucho más y se levantó. 2 jóvenes capitanes españoles, Daoiz y Velarde, se unieron a los rebeldes en el Parque de Artillería. El teniente de infantería, Jacinto Ruíz, de Ceuta, se encontraba en la cama con fiebre. Al darse cuenta de la sublevación corrió a su cuartel y con 33 soldados partió hacia el Parque, desacatando la orden de su capitán, salvando la dignidad de españa con los 2 capitanes, uniéndose al pueblo en armas. Napoleón ordenó a Murat: “Los reprimirás con fuego de cañón y administrarás justicia severa. No te involucres en riñas callejeras; ocupar las viviendas de las header y también disponer buenas baterías”. Este alzamiento patriótico fue de este modo representado por Bernardo López García, llamado por el pueblo el cantor-poeta del 2 de Mayo: «Escucho, Patria, tu aflicción / y escucho el concierto triste / que tocan tocando fallecidos / el campanas y el cañón / en tu estandarte insuperable / miro las crepas flotantes / y escucho elevarse otras zonas / en estrofas mortuorios / las frases de la iglesia / y los cantos del arte.” A las 12:30 am el Teniente Ruiz ingresó al Parque Intimidó a un capitán francés y a 80 hombres que dirigía, engañándolos con el grito: «Hay un batallón en la puerta y el resto marchan, rídanse instantaneamente, en caso contrario, los matarán a cuchillo». puerta, tampoco se lo aguardaba, pero muy enérgico ordenó a su fuerza elaborar sus armas, los franceses asustados lanzaron las suyas al suelo, la multitud entró al Parque chillando vivas al Ejército y saludando al Teniente Ruiz como un libertador, saliendo armado para Dentro del Parque, peleando, el Capitán Daoiz fue ejecutado a puñaladas con una bayoneta. y corrió a socorrerlo, muriendo asimismo de un balazo en el corazón. Entonces tomó el mando el valeroso teniente Ruíz de Ceuta, quien, exaltado por la honrosa causa por la que luchaba, lo logró con tal ímpetu que parecía publicar un desafío a muerte. Fue herido en el brazo izquierdo perdiendo mucha sangre. Se negó a retirarse; lo trataron con una venda y reiniciaron la pelea, quedándose solo tirando entre humo y cadáveres. Pero recibió otro tiro, una bala que entró por la espalda y salió por el pecho. Cayó al suelo y lo han tomado muy seriamente, lo trataron y lo llevaron a su cuartel, llevándolo a ocultas durante la noche a Badajoz donde tenía un tío, un teniente coronel, salvándolo de determinado pelotón de fusilamiento, pues Murat ordenó que lo al día después poner en armas a todos y cada uno de los soldados, que en el Parque se confrontaron a los franceses. Sus lesiones se infectaron y el 13/03/1809 murió. Fue sepultado en la localidad extremeña de Trujillo, en la iglesia de San Martín, cuya población rindió increíbles entierros al teniente Ruiz, tanto en su entierro en 1809 como en su exhumación en el momento en que en 1909, cien años después, fue desenterrado para llevarse él a La capital de españa. Trujillo se opuso a que se lo llevaran hasta el momento en que recibiese una orden por escrito. El 2 de mayo fallecieron en La capital española 2.900 españoles, 320 fusilados. Los franceses tuvieron 300 bajas. El día 3, Murat emitió un edicto ordenando la ejecución de todos y cada uno de los que portaran armas, así sea en conjuntos de sobra de ocho o autores de calumnias sediciosas. Pero la chispa de La capital española brincó a toda España de pie de guerra. El cantautor López García recogió de nuevo: “Suenan los cantos patrióticos / cantando deberes sagrados / las mujeres enronquecen / empujando los cañones / al pie de las banderas libres / canturrea el grito de la patria / el áspero estrépito de los cañones / el vil invasor está aterrorizado / y al suelo le falta tierra / para cavar tantas tumbas”. Pero, al irrumpir España, Napoleón cavó por su cuenta. El 19/7/1808 los españoles derrotan a los franceses en Bailén. Fallecieron 2.200, mucho más 17.000 presos, entre ellos Dupont, su general en jefe, que derrotado, angustiado y enlutado, si bien todavía insolente, ha dicho a Castaños: «¡General! Te doy esta espada victoriosa en cien combates». Castaños volvió, resaltando y tintineando sus expresiones, no sin ironía, respondiendo: «¡Bueno, general! Esta es mi primera victoria». Los españoles fallecieron 240. Sabiendo de la derrota, Napoleón exclamó: «¡Es una capitulación infame, una mácula que cayó en mi traje!». Otras victorias españolas vendrían después: Arapiles, Vitoria, San Marcial, San Sebastián, etcétera. Napoleón, viéndose derrotado en 1813, terminó retirando sus tropas, reconociendo la independencia y soberanía de España. La Gaceta de La capital de españa publicó la próxima orden de Wellington el 19-diez-1813: “¡Guerreros de todo el mundo civilizado! (…): Todo soldado español que ha combatido en mi ejército merece, con mucho más razón que yo, el bastón que empuño. ¡Españoles!. Distinguidos sean nuestros compatriotas hasta el desenlace de los siglos, por haber llevado su audacia y bravura donde absolutamente nadie llegó hasta la actualidad”. En sus Memorias escritas en Santa Elena, Napoleón recopila en 1842: «Los españoles se portaron todos como un solo hombre de honor (…), y todo lo mencionado fue malísimo, como sucumbí». Y para el libro Oraciones de Ronald, Napoleón afirma: “Esa maldita guerra de España fue la primera causa de todas y cada una de las desgracias de Francia. El origen de mi desgracia está relacionado a ese nudo mortal: me logró perder el respeto en Europa, me complicó todas y cada una de las cosas…”. Nuestro Menéndez Pelayo escribió: «Jamás, en el largo curso de la historia, nación alguna amaneció tan gloriosamente, tras un sueño tan torpe y pesado, como lo logró España en 1808». De ahí que nos advierte el estadista Emilio Castelar: “Las naciones que olvidan los días del sacrificio y los nombres de sus mártires no meritan el inestimable bien de la independencia”. Al Teniente Ruíz de Ceuta y a todos estos valientes héroes, adjuntado con su honor y gloria, mi alabanza, reconocimiento y gratitud, por haber sellado y salvado con su sangre, valor y muerte desprendida, el honor, la honra y la dignidad de España y del de españa, realizando viable el día de hoy nuestra independencia y soberanía.
Avance de la Guerra de la Independencia
La población empezó a congregarse para combatir contra el invasor.
De este modo, el vacío de poder en las distintas zonas es solventado por los rebelados con la creación de juntas inferiores que transcurrido el tiempo evolucionaron hasta hacer juntas provinciales y, al final, un Consejo Central Supremo de Gobierno del Reino que fue propuesto como un sistema de gobierno central contrario al sistema napoleónico que existía en La capital española bajo José I.
Avance de la invasión napoleónica de España
El 27 de octubre de 1807, las tropas francesas entran en España , atravesó el norte de su territorio a toda agilidad y llegó a la frontera con Portugal el 20 de noviembre.
Mientras que efectuaban este avance, las tropas de Napoleón se posicionaban en sitios estratégicos, con el propósito oculto de ocupar toda la Península Ibérica.
España napoleónica
España napoleónica es el término empleado para detallar el territorio español ocupado por las autoridades napoleónicas a lo largo de la Guerra de Independencia de españa entre 1808 y 1813. Los territorios de España ocupados por los ejércitos franceses Se establecieron en un estado satélite del Primer Imperio Francés encabezado por el rey José I, hermano del emperador Napoleón.
Guerra de la Independencia De españa
Napoleón pretendía cumplir el bloqueo continental que había ordenado contra Inglaterra en 1806. De este modo, 000 hombres cruzaron a la Península Ibérica. Pocos días después, el 30 de noviembre de 1807, entre los gobernantes de Napoleón, el general Jean-Andoche Junot, ocupa Lisboa. La familia real portuguesa había logrado escapar unos días antes a Río de Janeiro, con un séquito de nada menos que 15.000 personas.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar