Maquiavelo establece que el accionar práctico del político debe realizarse ajeno de consideraciones teóricas ajeno de la verdad; y la búsqueda obsesiva de poder y prestigio a toda costa, ajeno de consideraciones morales que se postergan a ese fin, pues importa mucho más el objetivo que el…
Leído a lo largo de medio milenio, El príncipe todavía es pobre de Maquiavelo popular. Reconocido como el principal creador de la política, y recuperado por Gramsci como un «libro vivo», todavía asiste para descubrir de nuevo las claves perdidas de la experiencia colectiva abierta a la invención.
Escrito en 1513, El Príncipe empieza con una dedicatoria al nuevo gobernante de Florencia, Lorenzo de’ Medici. Es el obsequio que un consumado y derrotado político —Maquiavelo había sido detenido y torturado tras la derrota de la república, con lo que se interrumpió su trayectoria como funcionario— da al nuevo príncipe un corto tratado que junta visualizaciones sobre la actuación de “ enormes hombres», una introducción a las «reglas de los gobiernos» y una hermosa exposición de la historia como un juego de perspectivas comparable al de los paisajistas que miran desde abajo para colorear arriba y al reves. Para entender «la naturaleza de los pueblos, hay que ser príncipe, y para entender qué príncipes hay que ser del pueblo». La política astuta es una ciencia que piensa un artículo para el político, un príncipe lector, inmerso en una relación de conocimiento mutuo y fundamental con el planeta habitual.
Relativismo ética
Lo primordial que ofrece Maquiavelo es un cuestionable relativismo ética.
Hannah Arendt escribió que: