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Qué dice Efesios 5 25

Efesios 5:25 «Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella» Blue Ink Look Wedding Bible Verses 11 x 11 Impresión de acuarela sin marco 14 pulgadas Obsequio de amor católico.

ROMA, VIERNES, 24 DE AGOSTO 2012 (ZENIT.org).- Nuestra columna “En la escuela de São Paulo…” proporciona comentario y app para el XXI Domingo del Tiempo Ordinario.

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4- El trabajo

El trabajo ha de ser la cuarta compromiso tras Dios, tu cónyuge y también hijos. En Génesis 1:1:15, observamos que Dios fue el primer obrero, puesto en compromiso en la creación de todo el mundo. El propósito de Dios para los humanos, quienes son el pináculo de Su creación, fue trabajar en el Edén para cultivar la tierra (Génesis 2:15) y dirigir el jardín como buenos maestresalas. En el Nuevo Testamento, observamos que Jesús mismo trabajó como carpintero y después en el ministerio del evangelio. El trabajo da al humano un sentimiento de alegría, satisfacción, dignidad y respeto. El católico tiene la obligación de trabajar y proveer para las pretensiones de su familia.

La palabra de Dios tiene relación a trabajar de forma positiva y exhorta al pueblo de Dios a trabajar leal, francamente, provechosamente y con miras a agradar a Dios. Se alaba la diligencia, al paso que la ociosidad lleva a la culpa. La Biblia condena la pereza.

Amor sin reservas

Paul regresa en este punto a su tema original de la relación entre marido y mujer (anotó «En todo caso») y da un concepto final. Esta vez, no obstante, se dirige primero a los maridos («Quiere cada uno de ellos a su mujer como a ti»), realizando su llamamiento con énfasis personal («Todos nosotros»). Un enfoque tan fuerte en el tema destaca que Pablo espera que cada marido (y mujer) adopte en lo personal estos estándares que tienen piedad. En esencia, Pablo está aseverando que completamente absolutamente nadie está exento de almacenar aplicadamente estos mandamientos. La exhortación al marido de querer a su mujer como a sí mismo es afín a las exhortaciones precedentes de Pablo (Efesios 5:25, 28). El cargo para las mujeres, no obstante, es un tanto diferente. Al paso que antes se exhortaba a las esposas a someterse a sus maridos, aquí se les exhorta a respetarlos («que la mujer respete a su marido»). El verbo traducido «respetar» (phobeomai) de manera frecuente en nuestro idioma sería «miedo» en el Nuevo Testamento. La idea en este contexto no es el terror, sino más bien el temor sostenido por la situación de autoridad dada por Dios al marido. Recuerde asimismo que no hay condiciones adjuntas a estos comandos. Un marido debe querer a su mujer sin importar un mínimo si ella se somete de forma voluntaria a su liderazgo. Además de esto, la mujer debe someterse y respetar a su marido, así sea que él la ame o no como Cristo amó a la iglesia.

Este producto es una adaptación del libro ESV Expository Commentary: Ephesians-Philemon (Volumen 11) editado por Iain M. Duguid, James M. Hamilton Jr. y Jay Sklar.

Amor sin reservas

Paul regresa en este punto a su tema original de la relación entre marido y mujer (señalado por el “En todo caso”) y da una entendimiento final. Esta vez, no obstante, se dirige primero a los maridos («Quiere cada uno de ellos a tu mujer como a ti»), realizando su llamamiento con énfasis personal («Cada uno»). Un enfoque tan fuerte en el tema destaca que Pablo espera que cada marido (y mujer) adopte en lo personal estos estándares que tienen piedad. En esencia, Pablo está aseverando que completamente absolutamente nadie está exento de almacenar aplicadamente estos mandamientos. La exhortación al marido de querer a su mujer como a sí mismo es afín a las exhortaciones precedentes de Pablo (Efesios 5:25, 28). El cargo para las mujeres, no obstante, es un tanto diferente. Al tiempo que antes se exhortaba a las esposas a someterse a sus maridos, aquí se les exhorta a respetarlos («que la mujer respete a su marido»). El verbo traducido «respetar» (phobeomai) con frecuencia en nuestro idioma sería «miedo» en el Nuevo Testamento. La idea en este contexto no es el terror, sino más bien el temor sostenido por la situación de autoridad dada por Dios al marido. Recuerde asimismo que no hay condiciones adjuntas a estos comandos. Un marido debe querer a su mujer sin importar un mínimo si ella se somete de forma voluntaria a su liderazgo. Además de esto, la mujer debe someterse y respetar a su marido, así sea que él la ame o no como Cristo amó a la iglesia.

Este producto es una adaptación del libro ESV Expository Commentary: Ephesians-Philemon (Volumen 11) editado por Iain M. Duguid, James M. Hamilton Jr. y Jay Sklar.

Amor sacrificial

Tras organizar a las esposas que se sometan a sus maridos, Pablo dirige su atención a los maridos y les ordena que amen a sus esposas. Apoyado en otros contenidos escritos viejos, es algo inesperado que Pablo exhorte a los esposos a querer a sus esposas en vez de gobernarlas o dominarlas. En la literatura judía no bíblica, pocas veces se exhortaba a los esposos a querer a sus esposas, y el verbo «querer» (agapao) jamás se usó en los códigos familiares grecorromanos con relación a los deberes de los esposos. Aquí el orden es proseguir a Cristo por el sendero del amor. Visto que esta exhortación se repita quiere decir que es esencial (Ef 5,28.33; cf. Col 3,19).

La manera en que los esposos tienen que querer a sus esposas se equipara con la manera en que «Cristo amó a la iglesia» (Ef 5:25). El cariño de Cristo por su novia (la iglesia) se transforma en la regla por la que los esposos tienen que querer a sus esposas. Particularmente, el cariño de Cristo se revela mucho más precisamente en de qué forma él «se entregó a sí mismo por ella». Su amor fue autoiniciado y desinteresado. El paralelo, no obstante, no debe presionarse. Un marido ha de ser como Cristo en su amor desinteresado, pero no muere en su sitio, no la santifica ni la purifica. No obstante, ha de estar presto a sacrificarlo todo para resguardar y cuidar de su mujer.

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