Y allí Melchor dio la mirra, Gaspar el incienso y Baltasar el oro. La tradición que aún se ejerce en Navidad se apoya en estos tres regalos.
Nota del editor: ¿De dónde viene la narración de que tres reyes y asimismo los reyes magos adoraron al dios nativo de Palestina? La crónica de los tres reyes magos tiene múltiples episodios. Roberto Marmolejo Guarneros es subdirector de la gaceta Cómputo, del Conjunto Expansión.
Por Roberto Marmolejo Guarneros
En la astrología vieja, Júpiter se consideraba la estrella del Príncipe de todo el mundo.
Los Reyes Magos se muestran, en sus primeros tiempos, como una casta sacerdotal de Media y Persia. Asimismo se dedicaron al estudio de la sabiduría. Fue el escritor y teólogo del siglo III Orígenes, entre los tres pilares de la teología cristiana, quien primero ha propuesto que había tres magos gracias a los tres regalos que se le ofrecían al niño.
Revela: Historia de los Reyes Magos y la rosquilla
Sus regalos fueron oro, incienso y mirra
‘Entraron en la vivienda; vieron al niño con María su madre, y se postraron y lo adoraron; entonces abrieron sus cofres y le ofrecieron regalos de oro, incienso y mirra. Y siendo advertidos en sueños que no volviesen a Herodes, se retiraron a su tierra por otro sendero. (de Mateo 2, 1-12). Como relata San Mateo, los magos de todos modos le ofrecieron tres regalos a Jesús. La interpretación más frecuente es que se proporciona oro al rey, incienso a Dios y mirra al hombre, por el hecho de que nace un rey, que es al unísono Dios y hombre. La mirra se emplea muy generalmente como una substancia antiparasitaria.
Hasta el siglo III no se mentaba el número de Reyes Magos -o Reyes Magos según el obispo de Arles-. Orígenes de Alejandría fue el primero en charlar de tres reyes magos y después el Papa León I el Grande lo ratificó en su obra ‘Sermones para la Epifanía’. Como es conocido, el número tres es particular en la tradición cristiana -tres es el número de la Muy santa Trinidad, por servirnos de un ejemplo- y tres son los dones que se le ofrecían a Jesús. Era simple entablar que había un rey para cada obsequio.