Anubis asimismo fue el responsable de custodiar, adjuntado con Horus, las balanzas en las que se pesaban los corazones de los fallecidos a lo largo del Juicio de Osiris. Los primeros contenidos escritos religiosos no atribuyen a sus progenitores, si bien en los Contenidos escritos de las Pirámides su hija es Qebehut, la diosa que purificaba a los fallecidos.
Como hemos visto en el capítulo previo, el corazón era el centro de la vida de los egipcios. La capacitación, la entendimiento, el razonamiento radicaban en el corazón. Un corazón frío, duro y terso es para nuestra concepción homónimo de falta de sensibilidad, algo que rechazamos. Por otra parte, era una condición deseable para los egipcios, en tanto que significaba la aptitud de mantenerse ileso frente a los estímulos externos y las contrariedades de la vida. Significaba sostener las ideas firmes y también inalterables. «No dejes que tu corazón aletee como hojas en el viento».
Y era el corazón el que, como adelantábamos en el capítulo previo, acompañaba al difunto en el viaje al mucho más allí, las únicas vísceras que quedaban dentro del cuerpo momificado. El Libro de los Fallecidos, una compilación de escritos, opiniones y estos que datan del año 3000 a. C., enseña lo que les sucedió a los fallecidos en su último viaje. Para comprender el tema en aspecto, debemos sintetizar resumidamente ciertos conceptos básicos de la mitología egipcia.
Los orígenes de Anubis
La prueba arqueológica exhibe que Anubis fue probablemente entre los primeros dioses identificables que brotaron en la dinastía temprana de Egipto.
Este periodo, que comprende precisamente del 3100 al 2686 aC, marcó el comienzo de una cultura que prosperaría a lo largo de mucho más de 3000 años.
Otros dioses egipcios vinculados a la desaparición: Seth
El enorme enemigo de Horus por el homicidio de su padre fue su tío Seth o Equipo. Las connotaciones negativas de esta deidad la relacionan con la sequía, la esterilidad, la crueldad, las tempestades, la guerra, el caos y el caos, esto es, con la desaparición de la vida y de todo lo bueno. Hay que meditar que este contrapeso negativo era completamente preciso por el hecho de que, sin la presencia del mal, el término del bien no podría existir y los puntos beneficiosos no tendrían sentido.
La iconografía de Seth es muy curiosa, en tanto que frecuenta mostrarse como un animal en su integridad o como un hombre con cabeza de animal, y en los dos casos no se identifica de qué clase es. En este sentido, varios expertos afirman que es afín al resultado de un cruce entre un perro, un burro, un okapi y un oso hormiguero. En una minoría, asimismo se manifestó como un cerdo macho, una serpiente con cabeza de burro, un hipopótamo macho, un cocodrilo o un toro alado con un doble par de cuernos.
Primordiales opiniones de los egipcios
Para los egipcios, los faraones eran una manifestación de la fuerza divina.
La religión egipcia no era un grupo monolítico y homogéneo de prácticas rituales. Por contra, abarcaba una gran pluralidad de opiniones y prácticas, que tenían en común el vínculo entre el planeta de lo sagrado y el planeta de los humanos.
¿Quién es Anubis?
En la religión y mitología del viejo Egipto, Anubis o Inpu era el nombre del dios de los fallecidos y señor del inframundo (Duat). Fue considerado regente de los finados a lo largo del Periodo Dinástico Temprano y el Reino Viejo, en tanto que en temporadas siguientes fue alejado de ese papel por Osiris. Fue representado como una figura humana con la cabeza de un chacal y una cruz ankh en la mano.
Los epítetos mucho más populares de Anubis eran «el que radica en su montaña», «el señor de la patria santa», «el que está en la cámara de embalsamamiento» o «el que mide corazones». Acostumbraba a estar representado en las paredes de los santuarios funerarios o mortuorios, puesto que asimismo era el patrón de los embalsamadores y también inventor de la técnica de la momificación.