El hijo mayor de un conde es tratado como señor y usa el título subsidiario de prominente rango de su padre como título de cortesía o, en otras ocasiones, un título subsidiario de un abuelo o bisabuelo de rango inferior al que tiene su padre. .
Seguramente en el hogar todos tenéis compilaciones de cuentos que leéis desde pequeñísimos: «Un cuento de los hermanos Grimm», «Cuentos de Andersen», «Un cuento para cada día del año».
) Esta práctica de reunir distintas historias en un solo volumen se remonta a bastante hace un tiempo, y la podemos encontrar por vez primera en “El conde Lucanor”, libro medieval del que esta semana contamos el cuento “Los tres hijos del rey”.
El príncipe George
El príncipe George asiste al funeral del duque de Edimburgo en la Abadía de Westminster el 29 de marzo de 2022.
Fecha de nacimiento: 22 de julio de 2013 Lo que ha de saber: si todo va según lo premeditado y Jorge se transforma en rey siguiendo los reinados de su abuelo, el príncipe Carlos, y su padre, el príncipe Guillermo, Jorge va a ser el monarca número 43 desde Guillermo I, mejor popular como Guillermo el Conquistador.
Los celos de Napoleón
Otro general que logró carrera a lo largo de la revolución fue Napoleón Bonaparte, que halló en el heroico ejército un digno contrincante. Dumas participó al lado de Napoleón en el combate contra las tropas austrohúngaras en el norte de Italia, y aquí es donde verdaderamente se resaltó en el momento en que defendió su situación en un puente prácticamente sin asistencia. El general Dumas ha dicho lo que creía y encaró las resoluciones megalómanas de Napoleón en la mitad del desierto. Esta hazaña le valió el alias de «Demonio Negro», y Bonaparte no tuvo mucho más antídoto que festejar la hazaña de Dumas. Pero fue después, en la campaña napoleónica en Egipto, en el momento en que esta rivalidad se realizó mucho más visible.
Dumas dirigía la caballería francesa, y la presencia física del general negro impresionaba considerablemente más a sus contrincantes que la del mucho más pequeño y menos gallardo Napoleón. «Aloqueció a Bonaparte», afirma Reiss, y enseña que «el general Dumas ha dicho lo que creía y encaró las resoluciones megalómanas de Napoleón en la mitad del desierto. Jamás lo disculpó».