El Jichi es un ser mitológico bien conocido en las distintas etnias nativas de las tierras bajas bolivianas (Beni, Pando, Santa Cruz, Tarija y Chaco boliviano). Se detalla como una serpiente enorme que vive en las profundidades de las ubicaciones con afluentes de agua como ríos, lagos, pozos y cataratas.
Entre los pueblos tupí-guaraníes, que se extendieron por una gran parte de América del Sur y primordialmente en los estados de Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina, está el mito de la Tierra sin Mal. Charla de un territorio que se puede entender desde el mucho más allí, pero que asimismo está en el mucho más allí, en el tiempo y en el espacio físico de los vivos. De esta forma, estos pueblos persiguen todo el tiempo la búsqueda de esa tierra y el mito enseña sus permanentes migraciones durante su crónica.
Ciertos van a pensar en el instante que la Tierra sin Mal podría ser asimismo el paraíso católico, pero como ahora mencionamos, entre los tupí-guaraní la creencia es que este planeta asimismo se puede conseguir en el tiempo de la vida y en el suelo tras la desaparición. No es el premio a una vida sacrificada, como enseña la doctrina cristiana, sino más bien un futuro realizable y deseable para la sociedad de hoy.
La historia de historia legendaria de la creación
Estas leyendas y mitos bolivianos cuentan el comienzo de siempre donde el dios Viracocha creó una Tierra sin luz, habitada por colosales que ni lo respetaban ni lo obedecían. Enojado por su accionar, envió una enorme inundación que terminó con toda la vida en el mundo. Entonces decidió hacer novedosas personas, afines en forma y tamaño a las suyas, para instruirlas envió a un encargado llamado Viracochán.
Este fue un sabio que enseñó a los humanos todas y cada una de las técnicas, capacidades y métodos de curación precisos para la vida, la mitología boliviana afirma que creó la localidad de Cuzco (Perú), creó un individuo de la que descendieron los pueblos quechuas y presagió la llegada de un enorme imperio gobernado por ellos. No todos y cada uno de los humanos respetaban a Viracochan. Ciertos se burlaron de él y se transformaron en piedra.
Añas
Pequeña y maligna criatura colonial con una extendida cola. Su mayor poder es la orina. Para los chiriguanos y guaraníes son espíritus malvados que ocasionan anomalías de la salud.
Según la tradición guaraní, es una mujer transformada en ave nocturna por su padre. Su grito puede lograr que cualquier persona que lo escuche llore sangre.