Los títulos nobiliarios tienen una jerarquía que establece rangos en la aristocracia. Tras el rey o la reina están las del príncipe-princesa, infante-infanta, archiduque-archiduquesa, duque-duquesa, marqués-marqués, conde-con…
Pequeñas y jovenes de todas y cada una de las latitudes que brindaron libremente frenando la imaginación con los cuentos de hadas mucho más fabulosos, se estremecería frente al lado mucho más humano y conmovedor de las seis reinas que desfilan por las páginas del libro Rainhas Malditas, de Cristina Morató.
Por medio de diarios personales y correo familiar, Morató revela puntos poco populares de ciertas reinas mucho más legendarias de Europa. Su libro recorre las pasiones y inconvenientes de la conocida Sisi, la indomable Isabel de Baviera, que fue emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría; Cristina de Suecia, una mujer poco interesante que reinó en un periodo convulso y debió abdicar del trono; la de españa Eugenia de Montijo, emperatriz consorte de los franceses como mujer de Napoleón III; Victoria I de Inglaterra, entre las reinas mucho más viejas, cuyo reinado duró 64 años; Alexandra Romanov, la última zarina de Rusia, asesinada al lado de su familia por los bolcheviques en la revolución que puso fin a tres siglos de dominio zarista, y al final María Antonieta, «la austriaca», como la llamaban con desdén los franceses en su temporada de menor popularidad, que acabaría con su marido Luis XVI en la guillotina a lo largo del Reinado del Terror de la Revolución Francesa.
Fuera de la nobleza
- Plebeyos: Gente humilde sin títulos.
- Esclavos: Personas que perdieron sus derechos. En el contexto de la emperatriz divorciada, diríase que gracias a que sus progenitores han cometido delitos. Sería la situacion de Rashta.
La diferencia, como entre reino y también imperio, es una cuestión de poder y extensión del territorio. Por consiguiente, un emperador rige sobre un territorio mucho más grande.