El monstruo es aquel que cuestiona la ley, presentándose como lo irrealizable o lo contraindicado.
Desde monstruos fabulosos, medievales o míticos, hasta epidemias de virus zombies, los monstruos son el tema primordial de las expresiones gráficas del siglo XX al XXI. Los monstruos no solo son temidos: son elementos de fascinación, adoración y apropiación; el espectador halla en el monstruo un espéculo impresionante que refleja su identidad y quizás la modela. No obstante, no en todos los casos fue de este modo, debió pasar por un largo periodo de apropiación y aceptación histórica de lo monstruoso a fin de que el monstruo pudiese transformarse en la estrella de rock que es el día de hoy. De esta forma, el monstruo como icono pop no es un proyecto contemporáneo sino, como una bola de nieve, es el enorme producto de siglos de historia, tradiciones y también interpretaciones culturales. Logramos hallar varios tutoriales en el mercado que examinan el tema de lo monstruoso en el cine o en las artes visuales, a nivel discursivo, no obstante, este curso no quiere ser uno mucho más de esos tutoriales de cine, sino más bien sugerir una auténtica transversalidad. capacitación que incluye las situaciones de la filosofía, la estética, las artes plásticas y los estudios culturales para abrazar la plástica monstruosa en sus acepciones. Hablamos de comprobar lo monstruoso en sus diferentes expresiones gráficas, llevando el análisis alén del análisis del alegato visual, hacia un trabajo de interpretación transversal: localizar en el monstruo sus lecturas (popular, cultural, política y también histórica) para entender qué lo realiza realmente monstruoso alén de el aspecto. Desarmar el icono del pop en cada una de sus piezas para regresar a montarlo con una entendimiento real de lo que nos encanta y repele de él.
Monstruos de carne y hueso, gente desprovista de humanidad
La palabra «monstruo» aún mantiene sus implicaciones auténticos, aquellas en las que lo sobrehumano se combina con el mal para hacernos daño , para traernos la fatalidad. Entonces, toda vez que designamos a alguien con este término, lo que de todos modos hacemos es desposeerlo de todo atributo humano, de toda esencia “natural”.
No obstante, si al comienzo señalábamos que tras esta palabra no hay mucho más que una fácil etiqueta sin base científica detrás, es justo decir que los expertos en perfilación criminal cayeron en este fallo en algún instante. en la historia Un caso de muestra de esto fue lo que sucedió durante la década de 1970 en USA con Ted Bundy.