Conmigo/Contra mi. Me adoran/me detestan… Esta clase de pensamiento de todo o nada se conoce de manera coloquial como «pensamiento en blanco y negro» y, con frecuencia, puede advertirse a través de la utilización de expresiones extremas como «siempre y en todo momento», «jamás» y «jamás», «fantástico», «desastre», «especial» y «fallo», entre otros muchos.
Pensamiento en blanco y negro, de esta manera llaman en inglés a la manera de meditar que divide la verdad en luces y sombras con un corte seco, eliminando la dificultad y la variabilidad, y evidentemente todos y cada uno de los matices.
Técnicamente, el nombre suena aún peor: pensamiento dicotómico; utilizarlo es opinar que las cosas solo tienen la posibilidad de ser totalmente adecuadas o totalmente incorrectas, que la gente son amigas o oponentes, que los días son inmejorables o repugnantes, que todo cuanto no es un éxito es un fracaso y que todo cuanto no es virtuoso es vicioso, que uno está totalmente en lo preciso o absolutamente equivocado, y de este modo consecutivamente.
Mal humor
En el momento en que este género de pensamiento se transforma en una incesante, es realmente posible padecer estados de ánimo cambiantes, por el hecho de que o la vida es blanca o es negra, la vida es entendidos desde los extremos y, por consiguiente, cada uno es vivido con enorme intensidad.
En el momento en que vives la vida en su lado mucho más negativo, puedes sentir el peso de una seguridad que afirma que no vas a poder salir de esta situación, que es inútil y siempre y en todo momento va a ser. Esta clase de pensamiento puede conducir a un estado anímico bajísimo, logrando aun llegar a un estado o pensamiento depresivo.
Problema: falta de globalidad
Primeramente, este modo de meditar limita las opciones y ocasiones que se tienen la posibilidad de obtener de las ocasiones diarias.
Ver el planeta solo mediante 2 lentes, en verdad, puede conducir a resoluciones mal meditadas y mal fundadas, en tanto que no tiene presente el elemento de “globalidad”.
El pensamiento de todo o nada forma la base del perfeccionismo.
Si valoramos una situación en concepto de “impecable o imperfecta” y cometemos un fallo (por pequeño que sea) entonces pensamos que hemos fallado; nos convenceremos de que todos nuestros sacrificios habrán sido en balde y nos vamos a sentir inútiles; pero el escollo de meditar de esta manera es que jamás vamos a poder realizar nuestras esperanzas; pues la perfección no existe, lo opuesto de especial no es imperfecto, como acostumbramos a opinar, sino más bien real.
Otro inconveniente del pensamiento polarizado es que nos ofrece una mala percepción de la verdad, nos impide ver las distintas opciones que podríamos tener con una cabeza mucho más abierta.