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Qué es un príncipe en el amor

Es un deseo idealizado que raras veces se satisface, y puede transformarse en una contrariedad persistente para entablar una relación sana. Para reconocerlos apropiadamente, primero debemos admitir esos que poseemos mucho más integrados.

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Isabel, resuelta a casarse con Felipe desde muy joven

A lo largo de la guerra, Felipe le escribió a Isabel y viajó a Enorme Bretaña en Navidad 1943. Isabel tenía 17 años y era una mujer joven. Felipe la halló muy interesante. No solo era interesante y también ingeniosa, asimismo era burbujeante y práctica, lejísimos de su frágil madre.

Al terminar la guerra, Felipe empezó a cortejar a Isabel con serias pretenciones y la llevaba a recitales y sitios de comidas, aparte de cenar con ella en la guardería de la princesa Margarida. El Palacio tenía inquietudes sobre el binomio. Los reyes deseaban que ella «viese mucho más de todo el mundo» antes de casarse, y los cortesanos charlaban de Philip como «no un caballero», «malhumorado» y probablemente inconstante: firmó en los libros de visitas como «sin dirección fija». Todo el planeta sospechaba de su intrigante tío, Dickie Mountbatten. El gobierno se encontraba ofuscado con su pasado: como ha dicho un cortesano, «todo se reducía a una palabra, ‘alemán'».

NUESTRO PRÍNCIPE AZUL Y OTROS MITOS PARA NO LOGRAR UN AMOR SUBLIME

              1.- EL MITO DEL PRÍNCIPE AZUL.

Hablamos de la búsqueda del hombre especial, poseedor de virtudes que lo hacen prácticamente sobrehumano. Responde a los cánones del papel masculino en el cine romántico: intrépido, guapo, presto a salvar a la indefensa princesa de los riesgos mucho más cruentos. En la vida real los príncipes cautivadores no hay, ni son precisos, por el hecho de que no hay princesas, solo mujeres independientes que saben valerse por sí mismas.

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