El Príncipe le solicitó a la golondrina que tomara un zafiro y se lo diese a un joven escritor, que debía finalizar una obra pero el apetito y el frío se lo impidieron.
TEMA: El artículo expositivo. Narrativa falsa y no falsa. La descripción.
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Érase una vez una escultura extraordinaria
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En el centro de una enorme localidad. Era la escultura del Príncipe Feliz, hermosa, llevada a cabo de oro fino y piedras hermosas. Todos y cada uno de los pobladores de la región la admiraban y envidiaban, “cuando menos alguien es feliz”, afirmaban los vecinos.
Antes de transformarse en escultura, el Príncipe Feliz vivía, ni más ni menos, que en el Palacio del Abandono. Allí bailó y jugó con sus compañeros. Jamás supo lo que había tras los muros del palacio hasta el momento en que murió y se transformó en una escultura. Desde la altura donde se encontraba en este momento, no podía huír de la pobreza donde vivían varias personas en la localidad.
Lo que hallaron al lado de la escultura del príncipe feliz
Al día después, el alcalde, alertado por múltiples hombres del pueblo, se dirigió a la Plaza del Príncipe.
– ¡Qué horror! ¡Qué temor!- chilló asustado al notar el estado en el que estaba la escultura. ¿Qué ocurrió con la escultura? ¿Quién robó las joyas? ¿Y qué hace ahí ese pájaro fallecido? ¡Destroza la escultura en este preciso momento!