En el rigor mortis, el cuerpo se regresa recio y absolutamente indestructible, puesto que todos y cada uno de los músculos se tensan gracias a los cambios que se generan en ellos a nivel celular. El rigor mortis sucede de 2 a 6 horas tras la desaparición y puede perdurar de 24 a 84 horas.
W ¿Qué afirma la Biblia sobre la desaparición y la resurrección? El concepto de la resurrección en la Escritura está marcado por 2 énfasis diferentes, y es útil distinguirlos. Uno es la inmortalidad del alma, que es una propiedad del alma en razón de su naturaleza y también supone una vida tras la desaparición en el cielo o en el infierno. Todos sobrevivimos a la desaparición y también vamos a ir al cielo o sufriremos en el infierno mientras que aguardamos la resurrección del cuerpo. Esto nos transporta al segundo concepto: la resurrección del cuerpo, que sucede en el final de los tiempos como los conocemos. Esto supone la resurrección de los cuerpos físicos de entre los fallecidos en el momento en que Cristo regrese.
Los saduceos mantenían, en varios contenidos escritos del Nuevo Testamento, que no había resurrección de fallecidos (Mateo 22:23, Marcos 12:18, Lucas 20:27 y otros). No obstante, la inmortalidad del alma de forma frecuente se acepta en el Nuevo Testamento, aun en las expresiones de Jesús, quien le afirma a entre los hombres crucificados con él: «De determinado te digo que el día de hoy vas a estar conmigo en el paraíso». (Lucas 23:43). Esto semeja suponer una morada en el Paraíso, sin dependencia de cualquier noción de resurrección, puesto que Jesús resucitó pero no hubo una resurrección general.
Rigidez (Rigor mortis)
En el momento en que el corazón deja de bombear sangre en el cuerpo, se genera rigidez. Como por el momento no hay circulación sanguínea, se enfría y se endurece. El fenómeno se refleja en el cuerpo hacia abajo, o sea, la mandíbula, la cara y el cuello empiezan a endurecerse, extendiéndose por los brazos, el pecho y al final a las piernas, la rigidez empieza de 3 a 6 horas tras la desaparición, no es persistente, desaparece. del cuerpo tras 36 horas, en exactamente el mismo orden en que ocurrió.
La temperatura corporal tras la desaparición desciende paulativamente hasta amoldarse al medio en el que está. La temperatura corporal habitual de un individuo viva es de 37°C y puede descender 1°C por hora a lo largo de las primeras 8 a 12 horas tras la desaparición. El enfriamiento del cuerpo se refleja en la cara, manos, pies, pecho, espalda, axilas, cuello y al final los órganos internos. El enfriamiento tiende a ser mucho más veloz en determinados cuerpos, esto es dependiente de varios causantes, si la persona tuvo una condición médica, tuvo un incidente, la edad, la altura, el peso y el ámbito influye en este cambio articulo mortem.
Rigor Mortis
La temperatura del cuerpo prosigue descendiendo hasta el momento en que se aclimata al medio. Entonces, el rigor mortis –“la rigidez de la desaparición”– que empieza en los párpados y desciende por los músculos de la mandíbula y el cuello, hasta llegar a los pies. Las proteínas filamentosas (actina y miosina) de los músculos del cuerpo, sin su energía, son inútiles de contraerse y extenderse y continúan recias.
En el instante de la desaparición, mucho más que jamás, se hace visible la esencial biodiversidad de nuestro cuerpo vivo. Las distintas comunidades microbianas, en especial aquellas que viven en el intestino, que es la vivienda de billones de bacterias de cientos o quizás cientos de especies distintas, son poco conocidas por nosotros en su dificultad. Es un ecosistema que en vida deja múltiples funcionalidades vitales pero tras la desaparición todo cambia. Muchas de estas bacterias se han experto en vivir en un ámbito libre de oxígeno, con lo que están recluídas a áreas muy concretas. Pero en el momento en que la sangre deja de dar a conocer oxígeno, tienen la posibilidad de alcanzar a unas partes del cuerpo que en vida, por estar bañadas en oxígeno, no lograron irrumpir. Además de esto, si alguna de estas bacterias se atreviese a salir de su sitio, podría encontrarse con los guardianes que conforman el sistema defensivo o el sistema inmunológico.
Enfriamiento
Un signo propio de la desaparición es la pérdida de temperatura corporal o algor mortis. Este enfriamiento cadavérico se genera en las primeras 24 h tras la desaparición, hasta el momento en que el cadáver consigue la temperatura del aire que lo circunda.
Al fallecer, la pérdida de calor se genera a razón de 1 nivel centígrado por hora, en dependencia de las condiciones atmosféricas. La frialdad tiende a ser mucho más visible empezando en la cara y las manos, y después en el cuello y las axilas. La gente con sobrepeso tienden a enfriarse mucho más de manera lenta.