Maquiavelo tenía una clara prioridad. «Como el cariño y el temor difícilmente tienen la posibilidad de existir juntos», escribió, «si debemos seleccionar entre ellos, es considerablemente más seguro ser inquietante que ser amado».
ROBERT SILVERS:
En esta charla vamos a hablar de temas como la ética de la intervención en guerras extranjeras, la tortura, el régimen de Guantánamo, la invasión electrónica de la intimidad y el castigo a quienes la revelan . En todos estas situaciones hay un ejercicio de poder y una cuestión ética. Estas intranquilidades brotaron una vez que apareciese el ensayo de Isaiah Berlin «La singularidad de Maquiavelo», que publicamos en la New York Review of Books en 1971, pero no pienso que a Berlín le hubiese asombrado el cambio de énfasis. sobre la interpretación, relevancia y empleo de Maquiavelo desde ese momento. Unos 12 años tras la publicación de ese ensayo, escribió que Maquiavelo le logró caer en la cuenta como jamás antes que no todos y cada uno de los valores mucho más altos de la raza humana son compatibles entre sí. Según Berlin, Maquiavelo pensaba que a fin de que los estados florecieran como lo logró Roma anteriormente, los mandatarios políticos tienen que explotar la posibilidad para ejercer la prudencia, la vitalidad y el valor para accionar según sea preciso para sobrepasar la adversidad. Destacando lo que consideraba la lección vital de incompatibilidad que debía aprenderse del pensador italiano, Berlin dejó en claro que no respaldaba las tácticas particulares de fuerza y astucia que defendía nuestro Maquiavelo.