Carlos II no tuvo hijos con ninguna de sus 2 esposas, dando sitio al inconveniente sucesorio que supuso el desenlace de la dinastía de los Habsburgo españoles.
Desde hace tiempo, la raza humana estuvo regida por monarquías, un sistema apoyado en un indisculpable fallo conceptual: los hijos de los hombres fuertes que regían una nación heredarían precisamente las especificaciones destacables que adornaban a sus líderes y, por consiguiente, sus hijos gobernar con exactamente el mismo poder que sus progenitores. Si bien la iniciativa parezca lógica, el día de hoy entendemos que la naturaleza no prosigue los principios aristotélicos, sino más bien los caminos misterios de la biología y la genética. Transcurrido un tiempo, los súbditos debieron percatarse de que no se proseguía esta regla, y la mayor parte de las ocasiones, el hijo del rey magnífico era una baratija y los príncipes azules se desvanecían.
Mientras que faltaban siglos para conocer las leyes de la genética descritas por Mendel, y mucho más aún para conocer el ADN y su enigmática hélice, los monarcas eligieron plegar la apuesta y desposar a sus príncipes con hijas de reyes de otras zonas hacer mas fuerte los nudos políticos y económicos con sus vecinos. Tras un tiempo, todas y cada una de las viviendas mandatarios de Europa compartían nudos de sangre, incrementando de esta forma los peligros de trasmitir patologías de origen genético a sus descendientes.
Reina consorte
En el instante en que su marido se transformó en rey, Camilla de forma automática se transformó en reina. No obstante, a lo largo de un buen tiempo se creyó que no utilizaría el título, en tanto que Clarence House emitió un aviso en 2005 diciendo que sería famosa como «Princesa Consorte». Ciertos en el palacio en ese instante sintieron que el público no se encontraba listo a fin de que Camila recibiese un título designado a Diana.
Pero con los años, las reacciones hacia Camila se han suavizado. En 2015, una encuesta de CNN halló que a uno de cada 4 británicos le agradaba mucho más y menos personas se oponían a que se la conociese como Reina.