Metztli Para los mexicas la Luna, llamada Metztli, asimismo era una deidad esencial.
Las representaciones de Coatlicue detallan la parte mortal de esta diosa pues la tierra, aparte de ser una madre benevolente de cuyo vientre todo nace, es el monstruo insaciable que devora todo cuanto vive, por no charlar asimismo de los cuerpos celestes. ocultar tras ella.
No obstante, la colosal imagen de Coatlicue, procedente de la “Casa Negra” –su templo en Tenochtitlán– no la representa solo como una diosa de la desaparición, sino más bien como una figura sin cabeza, con la que diríase que la diosa de la tierra era al unísono diosa de la luna: en varios mitos diríase que luchó a muerte con el sol y fue degollada pues su disco se obscureció con la aproximación del sol. el dios Huitzilopochtli decapita a su hermana contrincante que representa a la luna.
Peculiaridades del monolito Coyolxauhqui
Diámetro: Entre 3,04 y 3,25 metros (9,98 y diez,67 pies) Espesor: 30 centímetros (11,8 pulgadas) Peso: 8 toneladas (16 mil libras) Forma y material : El monolito es una masa semicircular llevada a cabo de roca volcánica clasificada como lamprobolita andesita rosa claro.
El monolito de Coyolxauhqui fue encontrado en la madrugada del 22 de febrero de 1978 por Mario Alberto Espejel Pérez, usado de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, mientras que él y otros trabajadores cavaban una trinchera en la esquina de las Ruas de Guatemala y Argentina, en el Centro Histórico de la Localidad de México, a un costado del Zócalo. La gaceta Nat Geo en su edición en inglés de diciembre de 1980 cita a Espejel Pérez de la próxima forma: “Mi pala golpeó algo duro, una roca. Limpié algo de mugre con mi guante -de esta manera- y vi que la piedra era de color rojo y tallada en relieve. Charlé con mi compañero Jorge y sacamos mucho más tierra. No sabíamos lo que habíamos encontrado, pero notificamos al líder del conjunto ahora los ingenieros… En el momento en que se se encontraba creando el metro, los diarios charlaban de varios descubrimientos de la temporada azteca. Y claro, en la escuela mis instructores charlaban bastante de estas cosas”.
El Coyolxauhqui es quien, adornado con cascabeles, velaba la bóveda celeste en las noches de esplendor del Imperio Mexica. Esta es su crónica.
Desde hace tiempo, Coyolxauhqui continuó sepultado bajo las ruinas del Templo Mayor. En el momento en que el Huey Teocalli (o centro ceremonial) de la ciudad más importante mucho más vigorosa de Mesoamérica, tras la invasión de españa fue sepultado bajo los cimientos de nuevos inmuebles cristianos.
Grabado en enorme relieve sobre un monolito circular, los curas mexicas lo adoran ya hace generaciones: merced a él se sostenía a raya a los dioses del firmamento. No obstante, esta tumba de piedra y huesos no sería perpetua. Y menos aún para la diosa que se encaró al dios patrón de los mexicas, Huitzilopochtli. Esta es su crónica.
La cosmogonía y mitología de los pueblos prehispánicos se transmitía mediante sus leyendas, las que están repletas de concepto. Un caso de muestra es la narración de Ixchel.
. . .
La mitología azteca, ‘culpable’ de la expansión de las tortillas de maíz
Entre las muchas divinidades que adoraba la mitología azteca, podemos encontrar a Chicomecoátl, asimismo llamada las Siete Víboras, la enorme diosa del maíz que, según Según la historia de historia legendaria, fue el constructor de las tortillas. Su imagen muy peculiar, con una diadema de papel en la cabeza, un manojo de mazorcas de maíz en una mano y un girasol en la otra, y ropa adornada con flores de agua, no dejó indiferente a absolutamente nadie.
Los aztecas creían firmemente que Chicomecoátl se encargaba del período del maíz. Tanto era el poder de protección que pensaban que ejercitaba cerca del grano que los aztecas dedicaban el mes de septiembre a venerarlo mediante altares familiares adornados con tallos de maíz, a bendecir las semillas en los santuarios y a sugerir alimentos tanto en el hogar como en la vivienda sitios de culto.