Revela la historia tras los «magos» mucho más conocidos de todo el mundo.
Una estrella… o quizás una conjunción de planetas
Otro de los elementos mucho más estimados de la tradición es la estrella que, según el relato bíblico, guía los pasos de los reyes magos de Oriente a Jesús tras su acercamiento con el rey Herodes. Según Aciprensa, previamente se pensaba que tenía que ver con un cometa, si bien estudios astronómicos «señalan que supuestamente se debió a la conjunción de los planetas Saturno y Júpiter en la constelación de Piscis».
En la astrología vieja, afirma la agencia, Júpiter se consideraba la estrella del «Príncipe de todo el mundo», la constelación de Piscis el signo del «fin de los tiempos» y Saturno, en Oriente, la estrella de Palestina, referencias que podrían haber guiado estos magoi.
Sus regalos fueron oro, incienso y mirra
‘Entraron en la vivienda; vieron al niño con María su madre, y se postraron y lo adoraron; entonces abrieron sus cofres y le ofrecieron regalos de oro, incienso y mirra. Y siendo advertidos en sueños que no volviesen a Herodes, se retiraron a su tierra por otro sendero. (de Mateo 2, 1-12). Como relata San Mateo, los magos de todos modos le ofrecieron tres regalos a Jesús. La interpretación más frecuente es que se proporciona oro al rey, incienso a Dios y mirra al hombre, pues nace un rey, que es al unísono Dios y hombre. La mirra se utiliza muy generalmente como una substancia antiparasitaria.
Hasta el siglo III no se mentaba el número de Reyes Magos -o Reyes Magos según el obispo de Arles-. Orígenes de Alejandría fue el primero en charlar de tres reyes magos y después el Papa León I el Grande lo ratificó en su obra ‘Sermones para la Epifanía’. Como es conocido, el número tres es particular en la tradición cristiana -tres es el número de la Muy santa Trinidad, por poner un ejemplo- y tres son los dones que se le ofrecían a Jesús. Era simple detallar que había un rey para cada obsequio.