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Quién fue el amor de Apolo

Daphne, cuyo nombre significa «laurel» en heleno, es una ninfa querida por Apolo que una vez juró no formar parte jamás a ningún hombre. Un día, Apolo la sorprendió al escucharla cantar y se enamoró de tan fantástico susurro.

Siempre y cuando hay una competición deportiva, o sencillamente viendo representaciones viejas de triunfadores, siempre y en todo momento hay algo en común: una corona de laurel en la cabeza del ganador. La mitología griega tiene una explicación para este suceso. Raramente, se produce desde una historia amorosa infeliz.

Apolo, hijo de Zeus y Leto, se consideraba el dios de la música, la poesía, la luz e inclusive las artes de la adivinación. Durante su vida, tuvo múltiples romances con fatales, ninfas y diosas.

La flecha de Eros…

Tras nacer, el dios Apolo se trasladó a la isla de Delfos para matar a una Pitón que había sido mandada por la diosa Hera para evitar el nacimiento del dios y su hermana gemela… una vez en la isla, el dios consigue matar a la enorme serpiente con «mil flechas», según cuenta el poeta Ovidio en su libro Las Metamorfosis.

El poeta cuenta que el dios, tras matar a la serpiente, orgulloso de su victoria, miró al dios Eros (Cupido), que mantenía un arco y una flecha, a eso que Apolo le afirma:

The Chase of Daphne

El corto y poco afortunado acercamiento de Apolo y Daphne fué tomado en muchas maravillas artísticas. La narración de la bella ninfa de la montaña que tuvo la mala suerte de atraer el aprecio de Apolo, el dios de la razón, la música y la poesía.

Apolo y Dafne condenados a la desgracia por el resentido Eros, le costó la vida a Dafne y el desamor de Apolo, quien orgulloso y también intrépido, cazador de monstruos y dueño del oráculo de Delfos, no ha podido lograr el cariño de los ninfa.

Concepto del mito

En el mito se tienen la posibilidad de ver 2 hábitos distintas. Hay una oposición realmente fuerte entre el dios y la ninfa: por una parte, arde en pasión y desea capturarla y tenerla; ella, en cambio, continúa distante, en su odio escapa de él hasta las últimas secuelas. Además de la diferencia obvia entre la lujuria masculina y el virtuosismo femenino, asimismo hay una rebeldía en Daphne que la distingue de otros individuos femeninos. Daphne no desea casarse, ni con Apolo, ni con ningún otro hombre. Desea ser libre, por sumisión masculina; lo que le atrae es la caza y la vida en el bosque. Ella admite resignada su transformación en laurel para no caer en las manos no deseadas de Apolo. Ella continúa virgen y libre de impuestos, con el apoyo de su padre.

Una reflexión mucho más sobre Apolo y Dafne

  • Las secuelas de la provocación: En verdad, en la crónica de Apolo y Dafne, lo que desencadenó este desenlace fue la de la soberbia de Apolo y la mala actitud hacia Eros. Al burlarse de él, sin caer en la cuenta tejió un castigo que iría alén de sus manos. La pobre Daphne fue ‘daño colateral’ en esta historia, puesto que debemos comprender que nuestras actitudes y resoluciones no solo tienen secuelas en nuestra vida, sino más bien asimismo en la vida de quienes nos cubren.

«Burlarse del resto asimismo puede dañar a quienes nos cubren»

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