En el reino de los mamíferos, animales como erizos, zorrillos, ardillas terrestres y cerdos enseñaron resistencia al veneno.
Las víboras generalmente padecen exactamente el mismo destino que los murceguillos, pero con un origen diferente. Maldecido por Dios mismo, la creencia de forma frecuente tiene raíces religiosas en la civilización occidental. Fieros, venenosos y peligrosos… deambulan por el planeta con el poder de matar de un solo mordisco. De ahí que escogemos a la ñandurire (Dipsas turgida), la serpiente mucho más temida del país, un animal pequeño, pero en teoría con un veneno concentrado con la capacidad de matar a un individuo en pocos minutos. Generalmente dicen «Che rire he’i Ñanduriré». No obstante, estas opiniones son completamente equivocadas. En verdad, esta clase es absolutamente inofensiva para los humanos y jamás procura morder. Esta clase evolucionó adaptándose a un tipo especial de mimetismo llamado batesiano, por el que adopta el aspecto de una clase dañina (en un caso así, imita a los jararás) para huír de sus predadores.
En Paraguay poseemos 114 especies de víboras, de las que 13 son venenosas y precisamente necesitan cuidados, pero en general no atacan a los humanos. Estos tienen la función de regular la población de roedores y exactamente las mismas víboras entre sí, por servirnos de un ejemplo, las serpientes coralinas (Micrurus spp.) son ofidiofagas y regulan otras especies venenosas mucho más beligerantes. Entre las víboras asimismo hay otras especies de víboras comedoras de víboras como la conocida Ñacanina hû (Clelia spp.), inmune al veneno de yarará; pero asimismo otros que se nutren de ranas, réptiles, roedores, pájaros.
Neurotoxina consenso
Una vez desarrollada la neurotoxina consenso, y ya que no está en un animal vivo, los estudiosos diseñaron el gen que la generará, basándose en el código genético que traduce una secuencia de nucleótidos, y esta por su parte en una secuencia de aminoácidos que forma una proteína. Este gen sintético fue clonado en la bacteria Escherichia coli, que con su maquinaria biológica causó la neurotoxina consenso ScNtx.
“Esta proteína no es tóxica para las bacterias, pues no posee receptores para esta proteína, pero es muy tóxica para los mamíferos. Entonces, la bacteria puede ocasionar el ScNtx dentro de sí y nosotros, por su parte, recolectamos bacterias para obtener el ScNtx, purificarlo y medir su actividad biológica. La composición y actividad biológica de ScNtx era comparable a las neurotoxinas del veneno de especies de elápidos de distintas unas partes del planeta”, enseña el universitario.