En heleno viejo, Perséfone significa «La que transporta la desaparición». Ella es la reina del inframundo y guardiana de misterios fallecidos. Hija de Zeus y Demeter, la diosa de la primavera. Se encuentra dentro de las diosas mucho más conocidas de la mitología griega.
Primero llegó el Olimpo, y todo el cosmos parecía girar cerca de la furia y la alegría del todopoderoso Zeus. De este modo, la mitología griega cuenta que exactamente el mismo dios furioso expulsó de su paraíso a Hefesto, su hijo recién nacido de la diosa Hera, feo y tullido, que rodó por la ladera del Monte de los Dioses, rompiéndose las dos piernas. De allí lo salvaron las Oceánidas, quienes lo cuidaron a lo largo de nueve años y también instalaron la fragua donde crearía armas y tronos para el resto dioses mitológicos. Una vez en Stromboli y del mismo Etna, Virgilio describió la vivienda legendario de Vulcano, su nombre en la mitología romana, de la próxima forma: “En un lado de Sicilia, entre ella y Lipara, hay una isla conocida, que se eleva sobre rocas bastante altas que echan humo. ; bajo la que una enorme gruta y muchas otras, como las del Etna, con los fuegos ciclópeos consumidos, truenan y resuenan de forma continua. Allí mil yunques, con valientes golpes heridos, repiquetean con horribles truenos que se escuchan precisamente a su alrededor desde lejos. Barras y masas de hierro candente crujen mediante cavernas huecas; Mil llamas calientes van de mil hornos: esta es la vivienda de Vulcano y fragua le dicen “Vulcania” a esta isla”
Entre el cielo y el infierno
¿Diosa del amor o del infierno?
La atmósfera de Venus está compuesta por un 96% de CO2 y un 3,5% de nitrógeno. Se semeja poco a la atmósfera de la Tierra. 96% CO2 hace un invernadero enorme. En su área las temperaturas alcanzan los 462ºC, bastante para derretir el plomo. Nubes y brumas entre 30 y 90 km de altitud. Hay una extraña zona, entre 45 y 70 km, donde la atmósfera está compuesta por gotas de ácido sulfúrico, que se mueven a mucho más de 500 km/h respecto a la área. Solamente hay agua o vapor.
El resultado es espantoso, no solamente se funde el plomo y el estaño en la área, sino la presión es muy alta: cien ocasiones la de la Tierra (93 bar precisamente, semejante a la presión que padece un submarino a 930 m de hondura).