Según Éxodo 12:40-41, el periodo fue precisamente de 430 años.
Si tuviese un dólar por toda vez que escuché a alguien utilizar esa oración para añadir una cantidad enorme de años a la creación bíblica de seis días, por último podría cambiar mi coche de 1997 por un modelo mucho más nuevo. Semeja que siempre y cuando hay una discusión sobre los días de la Creación, alguien relata que esos días tienen la posibilidad de ser largos periodos de tiempo. Tras todo, la Biblia afirma que «para el Señor un día es mil años, y mil años es un día». ¿Esta oración verdaderamente apoya la Teoría Día-Era, como varios proponen?
Primero, la Biblia no afirma, «Para el Señor un día es mil años, y mil años es un día». El apóstol Pedro de todos modos escribió: “Pero, amados, no ignoréis esto, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un solo día” (2 Pedro 3:8, énfasis añadido). Pedro usó una figura de expresión famosa como símil para equiparar un día con mil años. Esto no significa que un día equivalga a 1.000 años o al reves. Mucho más bien, en el contexto concreto de 2 Pedro 3, podría decirse que distribuyen una similitud.
El calendario festivo
Una vez establecida la contrariedad del apunte de Belén, hay que añadir que la fecha de nacimiento coincidente con el censo de Quirino asimismo se contraría con otros datos ofrecidos por exactamente el mismo evangelista; a entender, que Jesús tenía unos treinta años en el momento en que empezó su predicación (Lucas 3:23). Suponiendo que esto duró unos tres años y que fue crucificado mientras que Poncio Pilato (26-36 d. C.) era gobernador de Judea, debemos situar su nacimiento entre los años 7 a. C. y 3d. C., que, en las datas mucho más bajas, nos ubica en el reinado de Herodes pero en ningún caso se relaciona con el censo de Quirinio.
De todos modos, la cuestión de la fecha precisa del nacimiento de Jesús preocupaba poco a los primeros cristianos de los siglos I y II d.C. C., y su lugar fue, en primera instancia, una cuestión de política religiosa. Ocurrió de la próxima forma.