Signos de observación en pequeños Tiene signos físicos de abuso sexual (estos son mucho más extraños pero tienen la posibilidad de integrar los próximos): Mal, sangrado, secreción u otro trauma físico en los genitales, el ano o la boca. Infecciones vaginales (pequeñas) o anomalías de la salud de transmisión sexual.
El verbo confinar puede proceder de forma directa del latín medieval confināre, con el valor de relegar y encerrar en unos límites. Además de esto, está compuesto por el prefijo latino “con-” que significa en conjunto, iniciativa de asamblea, red social o cosa compartida y el substantivo “finis” que significa límite, frontera, fin, frontera (Confinar, 2020) . Y nos conecta de manera directa con las vivencias de víctimas y sobrevivientes de abuso sexual infantil y joven. En el momento en que vives una experiencia traumática como esta, la gente quedan encerradas en una prisión de silencio, recluídas en la soledad y pierdes la seguridad en la gente, por el hecho de que por el momento no distribuyen del mismo modo por temor.
Entre las vivencias que vivimos con el confinamiento y el estado de alarma, primeramente, resalta un prominente nivel de agobio pues estamos en una situación anormal, que se siente como amenazante por el incremento de la demanda de elementos propios. Por su parte, nos encontramos percibiendo un estado transitorio de ansiedad y probables accesos de pánico, o sea, “un episodio repentino de temor profundo que hace reacciones físicas severas en el momento en que no hay un riesgo real o una causa aparente” (Mayo Clinic, 2018). , estamos impotentes, una sensación de no lograr realizar nada y de amoldarnos bastante a las situaciones. De esta forma percibimos el aislamiento de adentro o de otra gente que pasan por una situación afín a la nuestra. Asimismo estamos con una restricción o autolimitación de la independencia para estar comunicados con nuestros conocidos cercanos. En este sentido, hay un temor y una preocupación desmesurados por la gente con las que convivimos, mucho más que por nuestra salud y seguridad sensible. Cabe apuntar que tenemos la posibilidad de respirar un ámbito enrarecido en el hogar. Además de esto, la carencia de espacio individual con relación a la integridad de los integrantes del hogar puede ser percibida como una invasión de su espacio personal. En este sentido, se genera un cambio extremista en la manera de relacionarnos con nuestro ambiente familiar y popular. Lo mucho más considerable de este ámbito inusual es que estamos con la indefensión aprendida, que es un “género de accionar que hace aparición en el momento en que un individuo es inútil de reaccionar frente ocasiones dolorosas. Esta persona llega a opinar que no posee control sobre una situación que le causa daño físico o psíquico, y se inhibe en enseñar pasividad para cambiar las cosas” (Guerri, s.f.). Al fin y al cabo, habitamos un estado de alarma elevado y incesante compuesto por una viable activación fisiológica y reacción exagerada frente estímulos que tienen la posibilidad de percibirse como amenazas potenciales.
El sentimiento de culpa
Otra cosa esencial que pasa en estas ocasiones es que el niño que recibe el castigo tiene un enorme sentimiento de culpa.
Y la culpa viene por 2 fundamentos distintas:
¿Precisas rememorar para recuperarte?
La contestación es no, en verdad hay inmensidad de víctimas de abuso sexual que eligen no rememorar nada. Es verdad que cuesta mucho más absorber y admitir lo que verdaderamente pasa, pero una vez ante este paso, empieza el desarrollo de curación como cualquier otra víctima.
La restauración es bien difícil, pero puede ser mucho más simple con el soporte conveniente. Es primordial que la familia y todo el ambiente por norma general apoyen el desarrollo a fin de que sea efectivo. Un libro que asimismo te puede asistir es “The Courage to Heal”, de Laura Davis y Ellen Bass, un líder en la asiste para las víctimas de abuso sexual.