Sanar la relación con la madre y el padre supone asumir una situación adulta. Ser capaces de cuestionar todo cuanto no nos atrae de ellos sin rechazarlos completamente. Al tiempo, poder darle las gracias todo cuanto nos alimenta sin idealizarlos.
Es primordial tener una aceptable relación con la madre, puesto que esto hace más fuerte los nudos cariñosos y optimización la salud sensible de la familia. El primer punto que hay que comprender para sanar la relación madre-hijo es que ser madre no es labor simple y no hay que evaluar a la rápida si se han equivocado.
Para progresar su relación, le ofrecemos las próximas sugerencias.
La seguridad que proviene del padre
Una pequeña espera tener una relación con su padre fundamentada en la seguridad. Frente a las adversidades que le muestra la vida al medrar, necesita de una figura sólida, que la apoye y esté a su lado en los instantes bien difíciles. Necesita un padre héroe que esté ahí para asistirla a solucionar las ocasiones que la confunden. Tan simple como ofrecer la mano en el momento en que tienes temor. Tal acompañamiento le va a dar seguridad en sí.
De igual forma, una relación sana con el padre dejará que la pequeña se sienta querida y esto la va a hacer mucho más importante. No precisarás buscar tu valor en un hombre que te apruebe. Si una mujer está habituada a que su padre la trate bien y no deba ser idónea para ser querida, eso es lo que aguardará del resto, singularmente de los hombres, su autovaloración se va a ver robustecida.
Como menté previamente con los progenitores, jamás vamos a poder tener una relación balanceada por el hecho de que ellos nos brindaron la vida y sencillamente y sin pensarlo bastante, o sea algo que es imposible devolver.
La manera más óptima de “premiar” a nuestros progenitores es mirándolos, entregándonos y proyectándonos hacia adelante, aportando a la vida así sea teniendo nuestros hijos, proyectos o entregándonos absolutamente a la vida.
Creación cariñosa y respetuosa
En este momento que conocemos la relación entre nuestras lesiones y la creación, es hora de pensar sobre nosotros. Conéctate con tu niño interior a fin de que te oriente sobre de qué forma vincularte con tus hijos y al reves. Sanar a tu niño interior mientras que crías a tus hijos es mucho más simple pues como comentamos al comienzo, son un puente de conexión.
- Déjà vu