Tener el acompañamiento de tus progenitores para hacerte tu primer tatuaje en ocasiones puede ser un tanto difícil, pero estos razonamientos te asistirán a persuadirlos. Considere hecho. En el trabajo, ahora da igual. Infórmate primero. Va a ser pequeño para comenzar. Explota tu lado sensible. Deja que se asocien a ti. Dales una opción alternativa. ¿Mas cosas? ?
«¿Qué he hecho yo para merecer una hija de esta manera?» “Estoy decepcionado” “¿Qué dirán tus tías sobre nosotros?” «Fuiste un caso de muestra para la familia». Bueno, mamá, papá, jamás puedo dejar de llevar a cabo cosas para decepcionarlos, conque mejor les cuento lo que hicieron.
Me enseñaste a no enmudecer, a levantar la voz, a proteger las cosas en las que creo. Me afirmaste que absolutamente nadie podía tocar mi cuerpo, que solo yo lo tenía y que absolutamente nadie debía tocarme o dañarme sin mi permiso.
«¿Deseas marcar como se marcan las vacas de la finca?»
Únicamente una madre puede llevar a cabo tal comparación. No hay límite para tu imaginación tratándose de cotejarnos con animales de granja. 😂
Según nuestras mamás, tener un tatuaje instantaneamente te transforma en integrante de una pandilla dañina en tu vecindario. ¡Qué imaginación!
¿Debo dejar que se tatúe o no?
Esta es el interrogante que mucho más de uno se va a hacer: ¿Debo dejar que se lleve a cabo un tatuaje? La contestación es personal, pero para guiarte hemos enumerado ciertos elementos a valorar:
- Hacerse un tatuaje puede ser arriesgado. Si se efectúa con instrumentos que no tiene las condiciones de higiene establecidas para esta práctica, el peligro de contraer alguna patología es prominente si no se toman las medidas correctas.
¿Qué hago si mi hijo me afirma que desea un piercing y/o un tatuaje?
Contraindicado prohibir En el momento en que a un joven se le prohíbe llevar a cabo algo, se le está abriendo la puerta de los deseos mucho más inconscientes; quizás solo desea comprender tu opinión, pero al utilizar una prohibición, le has abierto los ojos a algo que halla considerablemente más atrayente que antes de decírtelo. De ahí que, eludir el enfrentamiento es primordial, pero igualmente esencial –o quizás mucho más– es que tus oraciones empiecen con un rotundo “no”. Además de esto, tu hijo va a pensar que no confías en él, en su madurez para tomar resoluciones y esto va a ser precisamente amenazante para la relación familiar.
Hagamos un ejercicio muy sencilla, pero solo para ofrecer ciertos ejemplos;