La princesa vive en el castillo | Traductor inglés español.
Entre verdes lomas y árboles centenarios, revela un espacio nostálgico y de ensueño.
“…Érase una vez una frágil princesita de pelos dorados, llamada Vitória, que realmente creía en los cuentos de hadas y en la alegría eterna de las princesas (…) doncellas en apuros la reina le leyó antes de acostarse. Vestidas con arrapos o bajo el hechizo de un sueño centenario, cautivas en una torre o víctimas de una catástrofe, las doncellas rubias siempre y en todo momento consiguen ser salvadas por un príncipe intrépido, apuesto y cautivador…” (GRAD, 2003:
) Estas expresiones de Márcia Grad en su libro «La princesa que no creía en los cuentos de hadas» son muy ilustrativas de lo que los cuentos de príncipes y princesas emiten ya hace varios años: la princesa se siente infeliz, miserable… Hasta el momento en que un príncipe asiste a su salve y la libera de sus tristezas, para comenzar una vida plena y feliz, todo envuelto en permisos y valores llenos de estereotipos.
Exactamente, durante todo el siglo XX y una parte del XXI Siglo XX, el agente que mucho más ha fomentado y reproducido estos valores fué la factoría Disney con sus reconocidas princesas.Los estereotipos de género se emiten en las películas y de qué manera están presentes en la imagen y el lenguaje.