Cristo ordena a sus ángeles que arresten a Satanás y confía su custodia al Infierno hasta la segunda parusía. Tomando a Adán de la mano, Cristo lo resucita adjuntado con el resto fallecidos en virtud del sacrificio redentor de la Pasión.
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En el Credo de los Apóstoles recitamos: “Cristo descendió a los avernos”. Al aproximarnos a la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, deseamos argumentar este punto en una oración que sintetiza las verdades de fe en las que suponemos los católicos.
El Credo de los Apóstoles
Entre las primeras ediciones escritas del Credo de los Apóstoles es el Credo interrogatorio de Hipólito (circa 215). Aquí está la sección que hace referencia al descenso de Cristo a los avernos.
Creo en Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, nuestro Señor, que fue concebido por obra del Espíritu Beato, nació de Santa María Virgen, sufrió bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, fallecido y fue sepultado; descendió a los fallecidos (ciertas traducciones emplean «descendió a los avernos» o «hades»). Resucitó al tercer día, subió a los cielos, está sentado a la diestra del Padre y volverá para evaluar a vivos y fallecidos.
Por qué razón diríase que Jesús descendió a los avernos
La Biblia no afirma explícitamente que Jesús descendió a los avernos, pero hay versículos que respaldan esta creencia. En la tradición cristiana se enseña que Jesús descendió a los avernos tras su crucifixión y antes de su resurrección. Esto se conoce como el descenso de Jesús a los avernos.
La creencia de que Jesús descendió a los avernos se apoya en múltiples versículos de la Biblia. En Mateo 12:40, Jesús mismo charla de su muerte y resurrección. En este versículo, Jesús afirma que “el Hijo del Hombre va a estar tres días y tres noches en el corazón de la tierra”. Jesús aquí tiene relación a su muerte y resurrección. Mateo asimismo reporta la desaparición de Jesús en Mateo 27:50-54. En estos versículos, Mateo afirma que «Jesús expiró». Tras la desaparición de Jesús, Mateo afirma que «la tierra tremió y las rocas se rompieron».
¿Jesús fue al infierno en el momento en que murió?
Una Escritura clara que señala la ida de Jesús al infierno se puede conseguir en Apocalipsis 1:18: “Yo soy el que vive, y estuve fallecido, y hete aquí que vivo por los siglos de los siglos. Amén. Y tengo las llaves del Hades y de la Muerte. Esto da un concepto del hecho de cuál fue la misión de Jesús en el infierno y de qué manera se las arregló para hacerla.
En Efesios 4:9-diez, se asegura que si Jesús ascendió, Él asimismo debe «descender primero a las partes mucho más bajas de la tierra. El que descendió es asimismo el que subió sobre todos y cada uno de los cielos, a fin de que lo llenen todo.”