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Quién es la diosa del alma

Psique era la diosa del alma en la mitología griega y romana vieja. Nacida como mujer mortal, su hermosura rivalizaba con la de Afrodita (Venus) y también inspiró el cariño del hijo de Afrodita, Eros, dios del deseo.

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Mito

Psyche era hija de un rey de Anatolia, era la mucho más hermosa y joven de las tres hermanas que componían su familia. Un día Afrodita (diosa de la hermosura y el cariño) llena de celos ordenó a Eros (Cupido) que disparase una flecha a fin de que Psique se enamorase del hombre mucho más feo, horrible y ruin que pudiese conseguir.

Amor y psique

Otro cuadro de William-Adolphe Bouguereau, una de sus proyectos mucho más hermosas. Se titula «Le Ravissement de Psyche», la traducción podría ser «El encantamiento o elevación de Psyche», pero varios traducen esta obra como «El rapto de Psyche». Medidas 209 x 120 cm.

Acercamiento con Afrodita y rencuentro entre Psique y Eros

Tras la inmediata marcha de Eros, Psique quedó absolutamente arrasada. El tiempo transcurrió entre penas y desgracias y, por último, decidió asistir a Afrodita, exactamente la misma que prácticamente condena a Psique a un triste destino. Pero los dioses no tienden a ser indulgentes, especialmente si, desde su especial criterio, fueron víctimas de una afrenta. Psique rogó la asistencia de la diosa de la hermosura para recobrar a su apasionado perdido. Pese a estas peticiones, Afrodita todavía se encontraba molesta, pero accedió en lugar de que Psique cumpliese una secuencia de tareas. La joven respiró un tanto aliviada, si bien aún no sabía qué retos tendría por enfrente.

Afrodita llevó a Psique a un granero donde había un montón de trigo, centeno y cebada. La primera prueba consistió en dividir el trigo del centeno y la cebada y llevar a cabo tres muchos distintas. Psyche decidió trabajar, pero próximamente se percató de que era irrealizable efectuar la labor. Tras un profundo trabajo sin varios adelantos, se dio por derrotada. Pero entonces apreció un pequeño conjunto de hormigas que se dirigía a la pila de granos, apartando el trigo, el centeno y la cebada. Sus costosas patas habían logrado lo que un humano era inútil de realizar. Tarde en la noche, habiendo terminado, partieron tan veloz como habían aparecido. Afrodita no ha podido contener el desconcierto.

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