Para recibir los dones del Espíritu debemos realizar lo siguiente: Purificar nuestra vida. Debemos purificar nuestras vidas arrepintiéndonos de forma continua de nuestros errores. Obedecer los mandamientos. Veloz. A rezar.
El don de discernimiento de espíritus es una felicidad que procede de la presencia del Espíritu Beato en nosotros, de nuestra unidad con Él, de nuestra privacidad con Él en la oración. Tal como nos ofrece expresiones de sabiduría, de ciencia, de curación… etcétera., asimismo nos ofrece el discernimiento de espíritus; don espiritual que nos deja distinguir, investigar en otra gente y en la red social lo que es de Dios, lo que es de la naturaleza o lo que es del mal.
Este don nos deja detectar qué espíritu está impulsando o influyendo en una acción, una situación, un deseo, una resolución a tomar, algo que se nos comunica u da. Como todo don espiritual, interacciona con otros carismas y es requisito para nuestra vida diaria, nuestra vida de oración y nuestro apostolado.
Llevando a la práctica tu don con fe
En este momento que has reconocido tu don, es esencial practicarlo con fe. Significa opinar que Dios empleará tu don de enorme forma y que Él te mostrará el sendero a proseguir. No te desanimes si no ves desenlaces inmediatos. Recuerde que se precisa tiempo para desarrollar sus dones espirituales, e inclusive en el momento en que lo realiza, las cosas no en todos los casos van según lo premeditado. En vez de inquietarte por los desenlaces, confía en tu fe en Dios y prosigue llevando a la práctica. Tu fe y seguridad en Él es todo el consuelo que precisas.
Tras encender tus dones espirituales, es esencial utilizarlos responsablemente. Esto quiere decir que ha de estar presto a admitir la compromiso de de qué forma emplea sus dones y los efectos de sus acciones. Como católico, es esencial rememorar que sus dones surgen de Dios y tienen que emplearse para Su gloria.
¿Qué es el don de discernimiento de espíritus?
En el momento en que se habla del don de discernimiento de espíritus, cada fiel tiene una alguna medida de discernimiento, que incrementa conforme el fiel madura en el Espíritu. En Hebreos 5:13-14 leemos que un fiel que ha madurado alén de un bebé en Cristo, que come solo leche, puede discernir tanto el bien como el mal.
El fiel maduro está empoderado por el Espíritu de Dios mediante las escrituras, para distinguir entre el bien y el mal, y alén de eso, él asimismo puede distinguir entre lo que es bueno y lo que es bastante superior. En otras expresiones, cualquier fiel que escoge enfocarse en la Palabra de Dios tiene discernimiento espiritual.
Don de fe.
Es una manifestación sobrehumano del Espíritu Beato que da al fiel la aptitud de opinar con seguridad en Dios en cualquier cosa en un instante concreto, como Dios cree. Ciertos géneros de fe que no forman una parte del «don de fe» son: el don de fe es distinto de la fe salvadora. El don de la fe se recibe solo tras la salvación. Es verdad que la fe salvadora es el don de Dios al pecador, a fin de que logre recibir a Jesús.
No obstante, el don de la fe es un don del Espíritu Beato que deja que ocurran los milagros. La fe salvadora obra según el plan en el cumplimiento de las promesas, y la fe prodigiosa obra en las cosas inopinadas. El don de la fe es diferente de la fe general o de la medida de la fe.