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Cómo se llama el monte donde Jesús oro por última vez

Según la Biblia, Jesús oró sobre una roca en el Monte de los Olivos antes de ser tomado por los romanos. El día de hoy, sobre lo que se conoce como la Roca de la Agonía, se alza una muy elegante iglesia neobizantina: la Basílica de Getsemaní.

2 versículos del Evangelio de Lucas podrían ser incluidos por un escriba, pero esto no significa que no sean inspiraciones de Dios.

De los varios sufrimientos contados en la pasión de Jesús, quizás el mucho más pasmante es el sudor sanguinolento que experimentó en el Monte de los Olivos, horas antes de fallecer. El único evangelista que lo cuenta es San Lucas. Según su relato, mientras que Jesús rezaba solo en el jardín de Getsemaní, “se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo; lleno de angustia, oró mucho más intensamente; y su sudor era como enormes gotas de sangre que caían a tierra” (Lc 22, 43-44). Este fenómeno se conoce en medicina como hematidrosis (del heleno: haima = sangre y también hidro-sis = sudoración): en el momento en que un individuo padece de una tensión extrema, una enorme angustia o un temor realmente fuerte, las muy, muy finas venas pilíferos que están bajo las glándulas tienen la posibilidad de reposo… sudoroso; la sangre entonces se mezcla con el sudor y se prolonga sobre la piel, extendiéndose por todo el cuerpo. Si bien es un hecho a nivel científico explicado, el día de hoy los exegetas vacilan de que Jesús sudara sangre, y que se intente un episodio histórico. ¿Por qué razón?

Angustia y súplica al Padre

En el Evangelio de San Lucas, con un estilo literario culto y muy elegante, se capta con particular tiernicidad la escena de la Oración en el Huerto de los Olivos. Note-se que, nos seus contenidos escritos, Lucas mostra uma especial proximidade com les pobres, as vítimas da injustiça y también les pecadores arrependidos: é ele quem fala do bom samaritano, de Lázaro y también do rico Dives, do filho pródigo y también do pai que recebe de brazos libres; es él quien hace referencia al pecador perdonado que lava los pies de Jesús con sus lágrimas y los enjuga con sus pelos. Si bien no fue testigo de todos y cada uno de los hechos, su relato es certero y lleno de cariño y sentimiento. Lucas relata el drama de esta manera (Lc 22, 39-46):

“Jesús salió y, como siempre, fue al monte de los Olivos, y los acólitos lo prosiguieron. Llegando al rincón, les ha dicho: «Orad a fin de que no caigáis en tentación». Y se separó de ellos un tiro de piedra y, arrodillándose, oró diciendo: “Padre, si deseas, pasa de mí esta copa; pero no se realice mi intención, sino más bien la tuya. Entonces apareció un ángel del cielo para consolarlo. Y en agonía, insistió mucho más en su oración. Su sudor se transformó en gruesas gotas de sangre que caían al suelo. Levantándose de la oración, fue a los acólitos y los halló durmiendo de mal; y les ha dicho: ¿Cómo estáis durmiendo? Levántate y ora a fin de que no caigas en tentación”.

Comienzo de la cena pascual (Jerusalén, en el aposento prominente)

17Al caer la tarde, Jesús y los 12 acólitos entraron en la salón.

14 En el momento en que llegó la hora, Jesús y sus acólitos se sentaron a la mesa.

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