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Cuáles fueron los emperadores buenos

Los mandatarios de Roma generalmente populares como los «Cinco buenos emperadores» son Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio.

En el momento en que charlamos de los buenos emperadores, hablamos a los cinco emperadores sucesivos de la dinastía Antonina que a lo largo de su reinado alcanzaron la máxima expansión:

  • Nerva ( 96-98)
  • Trajano (98-117)
  • Adriano (117-138)

  • Antonino Pío (138-161)
  • Marco Aurelio (161-180)

Los 5 Buenos Emperadores del Imperio De roma, bajo su reinado el Imperio vivió un instante de esplendor

El intérvalo de tiempo que abarcaron estos reinados fue del año 96 al 180. A lo largo de estos 84 años, el Imperio De roma experimentó su máximo nivel de expansión. Desde ese momento, sus pertenencias se han aumentado, después de la victoria en múltiples campañas de guerra.

Si tienes ganas de saber mucho más sobre los 5 Buenos Emperadores, clickea en los números bajo la ilustración.

Trajano (rigió del 98 al 117 d. C.)

Pecho de Trajano (Fotografía: Dominio público mediante Wikimedia Commons)

El emperador Trajano (53 – 117 dC) de manera frecuente se considera entre los mucho más enormes emperadores romanos. Aun fue proclamado de manera oficial por el Senado como optimus princeps, o «mejor gobernante». Bajo su reinado, Roma logró su mayor extensión de la tierra, cubriendo mucho más de 2 500 000 km cuadrados en Europa, África y Asia, con una población total de prácticamente 57 miles de individuos.

Nace el emperador militar.

Indudablemente esta es la primordial cualidad de Trajano; su misión como emperador de engrandecer el Imperio De roma. Lo que manejó perfectamente, en tanto que absolutamente nadie expandió el poder de Roma mucho más que él. Pero cuando se transformó en Emperador, un aspecto puede llamarnos la atención; Tras la desaparición de Nerva, lejos de regresar en el instante a Roma, escoge finalizar de pacificar los limes alemanes, siempre y en todo momento va a quedar la duda de por qué razón no procuró apoderarse Alemania. Probablemente sus primeras elucubraciones como emperador de Roma implicaran esta oportunidad.

Tras dejar el limes alemán, empieza una da un giro por otras provincias, raramente su primera visita va a ser al rincón donde se afianzará como un increíble soldado. En el año 99 visitó Moesia y Panonia, donde un tal Decébalo, desde la temporada de Domiciano, se había transformado en un quemacocos para las ciudades romanas del otro lado del Danubio. Tras saber de primera mano los inconvenientes de las cales en el Danubio, escoge regresar a Roma, donde va a pasar un año poniendo en práctica su política romana.

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