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Por qué es tan famosa Cien años de soledad

La novela se encuentra dentro de los iconos mucho más esenciales del realismo mágico, una corriente literaria donde los personajes principales piensan habitual cualquier hecho extraño o mágico y lo admiten con absoluta naturalidad. Por poner un ejemplo, en Cien años de soledad acostumbran a mostrarse los fallecidos y hay lluvias que duran años.

Leí la novela solamente publicarse, en 1967, en el momento en que hacía mi doctorado en Yale. Como a varios, fue un libro que me marcó para toda la vida y tuvo un encontronazo definitivo en mi carrera como enseñante y crítico. Me quedé asombrado. Fue una experiencia estética total, la sensación de leer algo especial, una narración sin personaje, episodio, palabra, con un final mucho más digno de un cuento que de una novela de 351 páginas. Esta sensación la tendrían otros -se charló de la “novela total”-, pero asimismo me llevó a elaborar la teoría del fichero, del artículo que todo lo tiene dentro: toda la literatura y la historia sudamericana, incluyendo las reglas por las que estas se mezclan y conjugan, y su relación mimética con los alegatos hegemónicos actualmente en que surge. El resultado fue mi libro Myth and Archive: A Theory of Latin American Narrative, anunciado por Cambridge en 1990.

Cien años de soledad es como un prisma que refracta todos esos contenidos escritos precedentes y asimismo se refleja en el desarrollo de llevarlo a cabo La novela tiene dentro en su primer capítulo una imagen de ese prisma en el bloque de hielo que el futuro coronel Aureliano Buendía ve asombrado en la carpa a la que lo transporta su padre: “Siendo descubierto por el enorme, el baúl dejó huír un suspiro helado. colosal bloque transparente, con infinitas agujas internas en las que la luz del crepúsculo se derrumbaba en estrellas de colores. Esta composición achaflanada, traslúcida, atravesada por rayos de luz que revelan su grupo interior, no menos sólido o definido por planos estrictos y con transparencia, es como el planeta ficcional desarrollado por García Márquez en su novela, simulado, efímero, pero sólido en su constitución. Al notar el bloque de hielo, José Arcadio Buendía “se atrevió a musitar – Es el diamante mucho más grande de todo el mundo.” En el momento en que terminé de leer la novela, asimismo pensé en un diamante, duro, demasiado apreciado, prácticamente sin función práctica y precioso hasta el punto de

Cien años de soledad es una espiral descendente

Extrañas premoniciones y visitas de enigmáticos gitanos dan sitio a peleas y ejecuciones en guerras civiles.

La compañía de Frutas abre una plantación cerca del pueblo y termina aniquilando a cientos de trabajadores en Huelga, en referencia a la auténtica «matanza bananera» de 1928.

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En 2019, en el momento en que se anunció el emprendimiento, los hijos de Gabriel García Márquez —quienes en la interfaz van a ser los productores ejecutivos de la serie— se refirieron al monumental desafío de llevar la obra de su padre a la pantalla.

«A lo largo de décadas, nuestro padre se mostró reluctante a ceder los derechos cinematográficos de ‘Cien años de soledad’ pues pensaba que era irrealizable hacerla con las restricciones de tiempo de una película y sentía que generarla en un idioma diferente al inglés español no le haría justicia, pero en la era dorada de las series de el día de hoy, con el nivel de escritores y directivos talentosos, la calidad cinematográfica y la enorme recepción mundial del contenido en lenguajes extranjeros, el instante no podría ser mejor. para una adaptación a la audiencia global de Netflix”, ha dicho Rodrigo García, entre los hijos, en ese instante, según un aviso de la compañía.

Eduardo Suárez, Artículo ganador en 2014

“Cien años de soledad es de los mejores libros que he leído. Más que nada, resaltaría de qué forma un libro de ficción (y de ficción mágica) puede detallar con tanta lealtad la verdad de un territorio. Las supercherías, los individuos, las hazañas de esos pobladores de Macondo nos llevan a un espacio que no está en el mapa pero es intensamente real”.

«Me semeja magistral la última oración de la novela: «por el hecho de que los estirpes condenados a cien años de soledad no tienen una segunda ocasión en la tierra». Más que nada pues, en el momento en que la lees, deseas para releer toda la novela y todo cuanto viene. No es un final, es solo un nuevo comienzo. Entonces, aparte del contenido, es el reflejo que queda en ella de las ventanas que se abren para colarse en otras historias”

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