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Qué lloraba el Príncipe Feliz

¿Por qué razón lloras? -Lloro por el hecho de que en vida fui humano y viví en la Mansión del Abandono, lejos de la fealdad y la pobreza. Lloro pues en este momento, desde aquí arriba, veo el padecimiento que se prolonga alén de los muros de ese rincón.

Un cuento infantil sobre la amabilidad y el cariño hacia los pequeños: ‘El príncipe feliz’

‘El príncipe feliz’, un bonito cuento de Oscar Wilde para pequeños

El alcalde de una localidad floreciente miraba con orgullo la escultura que había construido para el Príncipe que una vez había popularizado ese sitio. La escultura tenía varias piedras hermosas y piezas de oro macizo. Desde allí, el príncipe ha podido contemplar mejor su vieja localidad. Se encontraba muy asombrado de ver que había tanta gente ensayando terribles catástrofes. ¡El que vivía en un palacio lujoso!

de Óscar Wilde

El príncipe feliz y otros cuentos forma parte a la recopilación de cuentos infantiles de Óscar Wilde (1888). Esta compilación de cuentos infantiles asimismo incluye: El enorme egoísta, El ruiseñor y la rosa, El amigo devoto y El increíble cohete.

Muy sobre la localidad, sobre una alta columna, se levantaba la estatua del Príncipe Feliz. Se encontraba todo dorado con finas láminas de oro fino, para sus ojos tenía 2 zafiros relucientes, y un colosal rubí colorado relucía en la empuñadura de su espada.

Afortunadamente alguien lo asistió

Una noche llegó una golondrina al pueblo. se encontraba de paso. Iba sendero a tierras cálidas donde pasar el invierno, pero cayó la noche y se refugió en la escultura. Se sorprendió en el momento en que descubrió al príncipe llorando. El príncipe explicó que lloraba por un joven enfermo que no podía abonar los fármacos. Le solicitó asiste para la golondrina. Ella deseaba que llevara el rubí de su espada a la vivienda donde vivía el joven a fin de que su madre pudiese obtener lo que precisaba. La golondrina asimismo.

Al día después la golondrina fue a despedirse del Príncipe, deseaba continuar su sendero para hallarse con sus compañeros. Además de esto, se encontraba comenzando a llevar a cabo cada vez más frío. Su historia se encontraba en riesgo. Pero no ha podido irse. El Príncipe volvió a soliciar asistencia y la golondrina no se negó. Pasó sus días volando y contándole al Príncipe sobre la pobreza en la localidad. Asimismo lo asistió repartiendo entre los pobres las finas hojas de oro que cubrían al Príncipe. En el momento en que llegó el invierno, nada les faltó, pero… la pobre golondrina se enfrió. Ella no deseaba dejar al príncipe, «lo amaba bastante».

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