La práctica del mindfulness es un ejercicio básico que te puede asistir no solo a batallar el parloteo mental incesante, sino más bien asimismo a tomar conciencia de sus contenidos.
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¿Para qué exactamente sirve la meditación?
Al aquietar y aliviar los pensamientos, la meditación calma y tranquilidad las conmuevas. Pensamiento y emoción van de la mano. La cabeza evoca recuerdos lacerantes, intranquilidades, intranquilidades sobre el futuro, proyectándose sin cesar anteriormente y el futuro. Llevarlo a cabo lúcida conmuevas como remordimiento, culpa, furia. En un incesante ir y venir, sostenemos escondes tensiones, angustias y temores sin poder expresarnos ni fluir.
En el momento en que la cabeza entra en meditación, las conmuevas experimentan una exclusiva sensación de paz. Si bien brotan pensamientos que conducen a conmuevas, el meditador puede observarlos sin meterse o identificarse con ellos, como un espectador. Logramos ofrecer espacio para guardar lo que hay en nuestro planeta interior sin negarlo ni enmascararlo y tenemos la posibilidad de ver este contenido como pasajeros curiosos explorando distintas sendas o panoramas. En este estado de sencillamente ver y estar en el instante presente, adoptamos una actitud de apertura libre de contracciones o proyecciones. Como resultado, el hábito de evocar conmuevas se disuelve con la práctica. Los pensamientos se ven como nubes que flotan en el cielo y son sustituidos por un sentimiento de ecuanimidad que solo es viable en el momento en que uno está en paz consigo. Nuestra sabiduría natural trata de digerir y también integrar cada aspecto sin precisar negarlo.
No precisas un espacio particular para ello. Un espacio lumínico en tu dormitorio, con luz natural y que te deje sentarte en el suelo, es bastante. Se aconseja que sea un espacio relajado donde no logre ser interrumpido. Tampoco es requisito que adoptes situaciones que te resulten incómodas. Con la práctica, hallarás tu situación ideal. Pero puedes llevarlo a cabo en una silla o cojín. La manera que te resulte mucho más cómoda y te deje concentrarte. No obstante, no es conveniente practicarlo tumbados, en tanto que tenemos la posibilidad de ingresar en un estado de relajación absoluta y conciliar el sueño. Es excelente, pero no es meditar.
Empieze con sesiones de quince a veinte minutos. Conforme progrese su práctica, alargue el tiempo a media hora. Mucho más de media hora necesita una práctica mucho más experimentada. Para no estar pendiente de la hora, emplea el despertador a fin de que te avise en el momento en que llegues en el momento establecida. En el momento en que medites, tu cabeza empezará a quejarse y hallará cien tareas fundamentales que llevar a cabo. Es una parte del desarrollo. Respira y mantente enfocado.
De qué forma reconectar con la vida
Bueno, hay múltiples métodos y disciplinas para reconectar contigo y con la vida: meditación, mindfulness,… Deseo ser menos ambicioso y por el momento, mi desafío va a ser sencillamente percatarme de que estoy atrapado en mi charla mental y, en consecuencia, estoy desconectado de lo que ocurre ahí fuera, o sea, de la vida. ¿Deseas procurar decírmelo?
¡Buen viaje!
Monkey Mind
No es requisito meditar para ser consciente. Jon Kabat-Zinn, líder mundial en entrenamiento de atención plena para inconvenientes clínicos, define la atención plena como «prestar atención de una forma especial, en el instante presente y sin evaluar».
En el momento en que nos juzgamos a nosotros por tener pensamientos, comenzamos a obsesionarnos con ellos… tu cabeza.
No es sencillo mantenerse en silencio
Y no me refiero al hecho de que nos esmeramos por mantenerse en silencio y percibir a quienes nos charlan en vez de apresurarnos a mostrar nuestra opinión. Lo que, a propósito, asimismo es bien difícil para nosotros.
Quiero decir que un silencio que va considerablemente más allí, bien difícil de sostener aun en el momento en que nos encontramos físicamente solos. Aun entonces, proseguimos interaccionando con el resto, recordando diálogos pasadas o fantaseando con diálogos futuras.