El salario en ocasiones no sobrepasa los $200 por mes, en dependencia de las condiciones.
Vencer en el negocio de las drogas es tan simple o bien difícil como el nivel que desees jugar. “De qué manera hacer dinero vendiendo drogas” es una guía de orientación que se proyecta estos días en el Festival de Cine de Tromso en Noruega. El directivo Matthew Cooke te sumerge de forma directa en la historia y te muestra a ciertos tipos que saben lo que hacen y tienen tantas cicatrices como tatuajes. En cuestión de minutos comienzas a meditar que 50 Cent es buen tipo. Pero al menos se lo espera y sin excusas excesivas, el reportaje expone cuestiones primordiales sobre los auténticos provecho de mantener una extendida y costosa guerra contra las drogas. Naciste en el vecindario o en la familia equivocada, la sociedad no está preparada para sugerirte un propósito en la vida, con lo que decides cultivar mariguana en el hogar. Con agua, electricidad y una aceptable lámpara puedes vivir con $3,000 por semana. Para continuar continuando en el juego precisarás saber bien el tablero sobre el que te mueves, entender que como peón no te resulta conveniente irritar las piezas de categoría superior, rodearte de personas que te cuiden y ser realmente , muy imaginativo para esconder drogas, huír de una redada policial o reducir las ineludibles condenas. Cooke exhibe ejemplos prácticos de todo lo mencionado. Primeramente, aborda el tema con determinada ironía, recurriendo al lenguaje visual de un juego de plataformas con sus niveles diferentes de contrariedad. De esta manera enseña de qué manera marcha el negocio, de qué manera y por qué razón se comienza a comerciar con mariguana, quién se pasa a la cocaína, a ser vendedor local o a transformarse en directivo general de una compañía de importación y exportación (o sea, un narcotraficante en todo el mundo). No es al azar que prácticamente todos los que presencian tiendan a ser trágicos. Gente grandilocuente en el charla y movimientos exagerados, pero que conocen y opínan el negocio mediante la autoridad que les da ser abogados, policías, narcotraficantes, raperos o sencillamente Susan Sarandon, que jamás precisó permiso para opinar sobre nada. Si bien la película no es un mero razonamiento en pos de la legalización de las drogas, arguye que la independencia individual puede ser menos perjudicial para el colectivo. ¿Qué se logró con la prohibición de los años 20 aparte de producir crueldad en las calles y enriquecer a gente como Al Capone? Pertence a las muchas cuestiones en un reportaje que se enfoca en un sistema político que gasta mucho más dinero creando cárceles que academias y se niega a conocer sus medidas triunfantes contra una sustancia legal como el tabaco. Ser político y dedicar capitales millonarios a achicar las mafias que se produjeron en torno al prohibicionismo es muy habitual entre los votantes, y marcha realmente bien como cortina de humo o arma arrojadiza contra los lobbies contrincantes (“La mariguana transporta a la homosexualidad y al vih”, recuerda la película que se rodó contada en los años 80 del gobierno de Ronald Reagan»). Pero es la policía la que debe lidiar con estas bandas, si bien cometan fallos o terminen transgrediendo la ley. Mucho más que una guía, «De qué forma hacer dinero vendiendo drogas» es un compendio de verdades incómodas contadas con un agudo sentido del diversión
Un original estudio apoyado en sentencias judiciales españolas lanza una dolorosa y reveladora luz sobre quiénes son, de dónde vienen, cuánto ganan y de qué manera bastante sus “mulas” que se animan a transportar cocaína ubicación de producción normalmente vende el producto terminado a un cliente local, llamado «salvador». Los rescatistas adquieren pasta de coca en múltiples sitios. Tras amontonar múltiples kilogramos, lo hacen transportar fuera del Chapare, en general por jovenes o integrantes de la enorme población nómada que siempre y en todo momento busca trabajo. Así sea caminando, por carretera o por río, los transportistas tiene tácticas originales para ocultar las drogas para pasar o eludir los controles policiales. La pasta de coca se oculta en los cuadros de las puertas de los coches, bajo camiones llenos de naranjas, se envasa en latas de leche en polvo o se pega en el estómago de la gente. Ciertos llevan la misa caminando hasta la localidad de Cochabamba, un viaje de cinco días con peligro de hurto. La pasta de coca llega asimismo al norte, por los ríos, hacia el departamento del Beni.
La pasta de coca todavía precisa ser refinada en cocaína pura cristalizada (clorhidrato de cocaína), pero este es un desarrollo complejo que necesita mucho más capacidad, equipo y químicos costosos que son bien difíciles de conseguir. Una gran parte de la pasta de coca de Bolivia se refina fuera del país, más allá de que se descubrieron laboratorios en las llanuras del este de Bolivia y en varias zonas urbanas. Las incursiones policiales mostraron que ciertos de estos laboratorios tienen hasta treinta personas, operaciones muy dispares a las toscas entidades de producción de pasta de coca del Chapare.