?Como el barro a cargo del alfarero, de esta manera estáis nosotros en mis manos, casa de Israel?. Y si el alfarero salía mal en la vasija que hacía, lo volvía a realizar, tal era el ahínco que ponía el alfarero en lograr que la vasija quedara bien. De esta manera es el Señor con su pueblo Israel.
Este domingo, el pastor Joan Veloz predicó el sermón “Dios es el alfarero, nosotros el barro” apoyado en Jeremías 18:1-6.
En el momento en que llegamos a las escrituras, logramos hallar muchas imágenes para detallar la relación de Dios con Su pueblo. Charla de la relación entre pastor y oveja; la relación de los cónyuges y de qué manera el marido nos quiere incondicionalmente; y la relación de un padre y sus hijos y de qué forma nos encontramos todo el tiempo bajo el precaución amoroso del Padre. No obstante, hay otra ilustración poco citada sobre la relación que hay entre Dios y su pueblo: Dios como constructor y nosotros su pieza maestra.
Jeremías 1-6 Las manos del alfarero en la Biblia
En el momento en que el objeto que hacía no le salía, logró otro con exactamente la misma arcilla, hasta el momento en que quedó como él deseaba . -Jeremías 18:4 (VPEE) Recientemente asistí a una clase de cerámica. Coloqué un trozo de barro en el volante y puse mis manos temblorosas sobre su área mojada. Una cazuela empezó a tomar forma, pero uno de mis dedos se resbaló y estropeó mi creación.
Cogí la parte dañada, volví a realizar un puñado con el barro y lo tiré a la rueda. En esta ocasión los lados de mi sartén han comenzado a desfigurarse. Justo en el momento en que se encontraba a puntito de rendirme, sentí las manos de mi profesor sobre las mías. «La arcilla disculpa los fallos y nos ofrece muchas chances para hacer una parte útil», ha dicho. Tus hábiles manos guiaron las mías mientras que reconstruíamos el barco.
La Casa del Alfarero – Jeremías 18:1-6
Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate, ve a la vivienda del alfarero, y allí te voy a hacer oír mis expresiones Y bajé a la vivienda del alfarero, y hete aquí, él trabajaba en la rueda. Y la vasija de barro que había hecho se desaprovechó en su mano; y volvió y también logró otra vasija, como le pareció favorable. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Casa de Israel, ¿no puedo yo realizar con nosotros como este alfarero? afirma Jehová. Hete aquí, como el barro en la mano del alfarero, de esta forma sois nosotros en mi mano, oh casa de Israel (Jeremías 18:1-6).
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