La historia del Rey David está llena de datos atrayentes. Varios cristianos ilustrados lo saben, y si se les preguntara por el pecado de David, seguramente les vendría a la cabeza el realizado por el que ordenó a su general Urías que se colocara en el frente de guerra con el pecaminoso propósito de llegar a la desaparición. ha podido casarse con su mujer Betsabé, de quien ahora se encontraba embarazado. No obstante, exactamente el mismo David se percata de que este no es su mayor pecado (delito y adulterio combinados), sino más bien llevar a cabo un censo de su nación. Sí, pero no con interés fiscal, como tiende a ser la situacion, sino más bien con el objetivo de comprender el poder de tu viable ejército y combatir contra tus contrincantes. ¿Es un pecado? Para contestar a esto, primero hay que rememorar otro enorme acontecimiento en la vida del rey David en el momento en que aún era un niño. Se encara al enorme filisteo Goliat con un arma realmente simple. ¿Una honda y cinco piedras llanas? No, el arma es tu completa seguridad en Dios. Y con esta arma vence a su enemigo. Lo proseguirá realizando a lo largo de varios años mucho más. Pero en este momento, tras ganar mil peleas, ha perdido el poder de esa arma y precisa un censo. Él es el que desea ganar las peleas.
¿Dios mostró favoritismo?
Primero, considere el supuesto favoritismo de Dios hacia David. ¿Por qué razón David no murió por su adulterio si el Viejo Testamento ordenaba que los infieles fuesen condenados a muerte? Una razón elogiable es que había una estipulación en la sentencia de muerte por cometer adulterio. Para sentenciar a los infieles a muerte, un mínimo de 2 presentes tienen que enseñar prueba contra el acusado. Deuteronomio 17:6 afirma: “Según lo que comenten 2 o tres presentes, el que debe de fallecer, va a morir; No va a morir por el testimonio de un solo testigo”. En la situacion de David y Betsabé, ningún testigo se presentó para testificar contra ellos. En verdad, el artículo señala que la única razón por la que Natán supo del hecho fue por una revelación prodigiosa de Dios. Para resumir, no existe ninguna indicación bíblica de que se logre hallar un mínimo de 2 presentes humanos para testificar contra David (ver Miller, 2005). La Ley Mosaica no habría incluido la aptitud omnisapiente de Dios como testigo, con lo que la Ley de Moisés no habría culpado a muerte a David. En verdad, sin la intervención de Dios, semeja que el pecado de David podría haber vivido inadvertido. .
Habiendo tratado exitosamente la acusación equivocada del supuesto favoritismo de Dios, observemos la acción de Dios respecto a la desaparición del hijo de David. El escéptico acusa a Dios de ser injusto por el hecho de que la Biblia afirma que Dios hirió al recién nacido y murió. Según el escéptico, un Dios amoroso no podría matar a un niño inocente. En contestación a este cargo, debe aceptarse que la Biblia asigna la desaparición del niño a Dios. Esta situación es muy destacable pues el lenguaje del artículo establece precisamente que Dios hirió al niño. Visto que el niño muriera gracias a las acciones de Dios no debería asombrar al lector de la Biblia. Ciertos estiman que había 2 mil miles de individuos vivas en el momento en que Dios envió el Diluvio sobre el planeta viejo. Millones de aquellas personas que fallecieron en el Diluvio serían bebés o pequeños inocentes (Génesis 7:21). Además de esto, en el momento en que Dios destrozó las ciudades de Sodoma y Gomorra gracias a la maldad de los pobladores mayores, es razonable acabar que varios pequeños y bebés asimismo fallecieron en la destrucción (Génesis 19:24-25). Además de esto, Dios le dio a Saúl una orden directa para eliminar a los desalmados amalecitas. 1 Samuel 15:3 registra este mandamiento: “Ve, ya que, y hiere a Amalec, y destroza todo cuanto tiene, y no le poseas piedad; aniquila a hombres, mujeres, pequeños y hasta a los lactantes, vacas, ovejas, camellos y burros” (énfasis añadido). El relato de la conquista de Canaán por Josué tiene dentro casos afines en los que Dios ordenó o aprobó la destrucción física de ciudades enteras, incluidos pequeños inocentes (Josué 6:21). Es imposible denegar que la Biblia registra casos donde Dios aprobó, ordenó y/o provocó la desaparición de pequeños inocentes y puros.
Arrepentimiento y conversión
Como producto de la amarga experiencia por la que pasaría, David se arrepentiría y se transformaría completamente. Y este era la meta del Señor. Leemos de este cambio en el Salmo 51, escrito en este tiempo, donde David no solo confesó su pecado y oró por el perdón, sino le solicitó al Señor que creara en él un corazón puro y renovara un espíritu recto en él (Salmo 51:2, 3, diez).
El Señor en su clemencia hace ver a los hombres que los desenlaces del pecado no son mayor prosperidad y felicidad, sino más bien pobreza, aflicción y muerte. Su mano protectora fue retirada de David, y al rey se le dejó evaluar los amargos frutos de su pecado. David se percató de que el sendero a la auténtica felicidad no se podía localizar en la desobediencia. La narración de David y Betsabé asimismo está registrada en la Biblia a fin de que tengamos la posibilidad estudiar de ella. La lección más esencial es que Dios nos disculpa si nos volvemos a Él y nos arrepentimos.
III. David sendero a engrandecer su pecado (II Samuel 11:14-
Meditar que tenemos la posibilidad de llevar a cabo cosas contra la intención de Dios sin conseguir desenlaces que nos dañen al ir a la contra de las leyes de Dios. David no logrando hacer su plan maligno, se ve obligado a ir mucho más allí para encubrir su pecado David en este momento pone en riesgo su reinado el embarazo de Betsabé está a puntito de ser visto por otros David puede ser descubierto y perdería toda probabilidad antes de la guerra de sus hombres, él y Betsabé tienen la posibilidad de ser acusado de adulterio y ser castigado con la desaparición. En esos días este pecado fue juzgado con muerte por lapidación. Entonces David está atascado, presto a agrandar su pecado, a fin de que planee la desaparición de Urías.
Versos 14 al 16 nos dan la acción malévola del rey, redacta una carta a su general en guerra, que exactamente el mismo Urías llevaría, en la que ordena, ni más ni menos que su Urías sería enviado adelante y después él s Sería traicionado por esos con los que luchó. Entonces David resulta ser un asesino y todo empezó con el pecado del adulterio. En la búsqueda de socorrer su reino y su honor frente sus hombres y su pueblo, David llegó al radical de matar a un hombre inocente para librarse de su maldad.