Y, más que nada, el príncipe debe hallar manifestarse grande y también ilustre en todos sus actos. De la misma manera, se considera al príncipe con la capacidad de ser amigo o enemigo proclamado, esto es, aquel que, sin miedo alguno, sabe declararse abiertamente en pos de uno y en oposición a otro.
Desde el instante en que éramos pequeñas, las películas y los cuentos de hadas nos llenan la cabeza con ideas bastante “fabulosas” sobre el hombre especial. Un estereotípico príncipe azul que viene a rescatarnos montado en un corcel blanco, y que además de esto es increíblemente atrayente, es la imagen repetida de toda historia que acaba con un final feliz.
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¿Qué es el síndrome del príncipe azul?
En contraste al síndrome de Cenicienta, que solo sucede en mujeres , este trastorno puede suceder en los dos sexos. Quienes sufren el síndrome del príncipe azul imaginan a su pareja ideal como un individuo impecable, prácticamente sin defectos y con un carácter o personalidad que encaja con perfección con la suya. Además de esto, como solicitan poco, piensan que esta pareja va a tener una hermosura muy sobre la media, una enorme sabiduría y una aceptable situación popular y económica.
Los damnificados por el Síndrome del Príncipe Azul procuran inconscientemente a alguien como su padre (si son mujeres) o como su madre (si son hombres), por el hecho de que ven en ellos a la persona impecable: los progenitores son afables y tratan a sus hijas como princesas, al paso que las mamás cuidan y resguardan a sus hijos.