Los 2 primeros, Wiracocha y Pachamama, son los mucho más en general y quizás los mucho más viejos. Le prosiguen Inti, Illapa y Quilca, favorecidos por el imperio Inca. Entonces vienen los que llamaríamos dioses regionales: Kon, Pachacámac, Pariacaca y Ai Apaec.
Este año, la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) publicó «Dioses del Perú viejo», un libro escrito por Carlos Garayar y Jéssica Rodríguez y también ilustrado por Juan Carlos Yáñez, que muestra ciertas deidades veneradas por nuestros ancestros.
Según los autores, en el Perú viejo, hombres y mujeres rendían culto a distintos elementos de la naturaleza buscándolos a fin de que les ayudaran en la cosecha, en el buen tiempo, por ejemplo pretensiones. Estos dioses son muchos que no cabrían en un solo libro; Por este motivo, muestran solo varios de los mucho más representativos: Wiracocha, Pachamama, Inti, Illapa, Quilla, Kon, Pachacámac, Pariacaca, Ai Apaec, Etsa, Tsuqki y Nugkui.
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Organización popular de los incas
La base de la organización popular de los incas era el ayllu: un conjunto de individuos que se consideraban descendientes de exactamente los mismos ancestros. Cada ayllu guardaba las momias de sus ancestros en un espacio sagrado y las adoraba. Entre múltiples ayllus formaban una red social que se encontraba regida por un curaca.
Por otra parte, los Incas tenían una sociedad estratificada que se encontraba conformada por los próximos conjuntos:
¿Quiénes son verdaderamente los Incas?
De esta forma conocemos los orígenes legendarios de los hijos del sol. Pero, ¿de dónde vienen verdaderamente? Si sus orígenes semejan tan enigmáticos es pues los incas se esmeraron bastante por deificarlos. No obstante, los Incas no vendrían del Sol o de una gruta, sino más bien del Altiplano. Particularmente, los Incas eran originarios de la zona del lago Titicaca. En esto, la historia de historia legendaria de los Incas saliendo del lago Titicaca está muy cerca de la verdad.
No obstante, la zona del Titicaca no es alguno. El popular lago está en el centro de muchas leyendas. Viracocha, el dios constructor, asimismo surgió de sus aguas sagradas. Viracocha asimismo dibujó allí el Sol y la Luna. Pero más que nada, la zona del Titicaca fue cuna de 2 refulgentes civilizaciones preincaicas. La civilización Tiwanaku que prosperó entre –300 a.C. C. y 1200 y su contrincante Wari. Quizás sea esta herencia la que dejó a los incas pasar de ser una fácil etnia a un poder que controlaba un enorme territorio. Por el hecho de que, en verdad, los Incas, un pueblo de guerreros pero asimismo de labradores, no se conformarían con la zona del lago Titicaca. Los Incas fueron en pos de territorios mucho más capaces para la agricultura. De este modo vieron las etnias que habitaban el Valle del Cusco la llegada de los Incas.
Inti
La segunda deidad más esencial del panteón inca fue Inti. Era el dios del sol, y no se conoce si era hermano o hijo de Viracocha. Traía luz y calor a las tierras y era popular como «el dador de vida». Después envió a sus hijos a la Tierra para comenzar la civilización Inca. Inti y su hermana, Mama Killa (diosa de la luna) en general se consideraban deidades benevolentes.
Cuniraya era un dios lunar masculino en la religión Inca, asociado a la creación de la vida. Cuenta la historia de historia legendaria que mientras que deambulaban por la tierra se dieron a conocer las primeras plantas y animales. Dominó la agricultura y asistió a los labradores a regar sus campos. Una vez ingresó su esperma en el fruto del árbol de lúcuma y lo arrojó al suelo para ser comido por Cahuillaca, una bella diosa virgen. Cahuillaca quedó embarazada y escapó abochornada. Cuniraya fue a procurarla a ella y a su hijo, pero desgraciadamente al localizarlos los dos se habían quedado petrificados.
La aparición de Wiracocha
Pedro Sarmiento de Gamboa apuntó que Wiracocha fue descrito como “un hombre de mediana estatura, blanco y vestido con una túnica blanca, con un nudo atado a la cintura, llevando un bastón y un libro en la mano”.