En la mitología griega, Euphrosyne (en heleno ?????????, ‘alegría’, ‘alegría’) era entre las tres Carites, hija de Zeus y Eurynome. Ciertos suponen que es el Karite intercesor entre Talia y Aglaya. Como su etimología señala, representa la alegría.
Solo hay una auténtica tristeza, ¡no ser santurrón! El novelista, pensador y ensayista francés Leon Bloy concluye su novela La mujer que era pobre con esta cita tan citada. Aquí hay una cita menos famosa de Leon Bloy que nos asiste a comprender por qué razón hay tanta tristeza en no ser un beato. La alegría es un signo seguro de la vida de Dios en el alma.
La alegría no es solo un signo seguro de la vida de Dios en el alma, es un signo de la vida de Dios: punto. La alegría forma la vida interior de Dios. Dios es alegría. Esto no es algo que tengamos la posibilidad opinar de forma fácil. Por muchas causas, es bien difícil meditar en Dios feliz, alegre, satisfecho y (como afirma Juliana de Norwich) relajado y sonriente. El cristianismo, el judaísmo y el Islam, pese a todas y cada una nuestras diferencias, tienen esto en común. En nuestra concepción habitual, todos concebimos a Dios como masculino, célibe y, por norma general, disgustado y desilusionado con nosotros. Nos cuesta meditar que Dios está feliz con nuestras vidas y, más esencial aún, que Dios está feliz, alegre, relajado y sonriente.
Coleccionando pequeñas alegrías
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- Por una parte, disponemos un mal que batallar y, por otro, un bien que apoderarse y expandir coleccionando las «pequeñas alegrías» de cada día, que hay pero que no en todos los casos observamos y que hacen decir a Jesús en el Evangelio de Lucas: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que tú ves!» (Lc diez,23).
- Son dones de Dios para vivir con Él: ver la hermosura de lo que nos circunda y en el corazón de la gente, comenzando por el nuestro, comunicar, ser contentos, asistir, ofrecer lo destacado de nosotros: “De todas y cada una de las formas probables , les mostré que de esta forma, haciendo un trabajo duro, hay que contribuir a los enclenques, y que es requisito rememorar las expresiones del Señor Jesús: ‘La alegría está mucho más en ofrecer que en recibir’” (Hechos 20:35) .
- No obstante, “quien quiere la vida y desea disfrutar de días contentos, guarde su lengua del mal y sus labios de las expresiones mentirosas”, advierte la Primera Carta de San Pedro (3,diez).
- El rey David atestigua esta felicidad vivida como algo muy sencilla que lo acompaña en los días buenos y pésimos. Un gozo mucho más fuerte que las lágrimas, que el odio y el desprecio sufridos, que le hace decir, en el mucho más célebre de los cánticos: “Tu amabilidad y tu felicidad me acompañan durante mi vida; y en casa de Jehová moraré por largo tiempo” (Salmo 23).