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Cómo se llaman los 12 profetas de Dios

Descripción del producto. Los libros de Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías nos cuentan la historia del pueblo judío y las admoniciones de Dios por medio de sus siervos.

Nos encontramos a puntito de adentrarnos en los 12 Profetas Inferiores, estos son los últimos libros del Viejo Testamento, y son conocidos como ‘inferiores’ en comparación con la extensión de las proyectos de Isaías, Jeremías y Ezequiel. Se escribieron en el periodo comprendido entre el 840 a. C. y el 400 a. C.

Oseas, el título deriva del personaje primordial y creador del libro. El concepto de su nombre, ‘salvación’, es exactamente el mismo que el de Josué y Jesús.

Nombres de los 12 Profetas Inferiores

El día de hoy, en Tu Biblia en Línea, vamos a explicar las contribuciones de estos 12 profetas al cristianismo y de qué manera su legado nos perjudica el día de hoy.

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¿Qué son los libros de los Profetas Inferiores?

Son 12 los libros que conforman el conjunto de los Profetas Inferiores. De esta forma, los Profetas Inferiores son: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías.

1. Libro de Oseas: fue escrito por el profeta Oseas cerca de los años 760-722 aC. Su propósito era enseñar el juicio divino y la restauración que proseguiría.

Las premoniciones en la civilización colonial

La existencia de pinturas similares con las premoniciones está relacionada con el concepto que tenían en la civilización colonial. Las premoniciones se consideraban como una condición especial, y a lo largo de este periodo barroco se tomaban como una gratificación particular que Dios actuaba en esas personas que eran clasificadas como ejemplares o que habían fallecido en fragancia de santidad. Los sujetos ejemplares debían cumplir una sucesión de requisitos que sostenían si esa persona era escogida por Dios. Entre los requisitos estaban las levitaciones, las visiones, la bilocación y el don de profecía, considerados indispensables. Esto quiere decir que la profecía era explícitamente solo eso, un obsequio que Dios dio a unos pocos seleccionados.

Otro elemento se encontraba relacionado a este valor que tenían los profetas y al don de profecía escogido por Dios: su condición los transformaba en pilares de la sociedad y del cristianismo, por el hecho de que con sus premoniciones dejaban resaltar la promesas de Dios y renovó el pacto. Además de esto, tenían una función popular: la cohesión bajo el signo de la expectativa. Estos significados se materializaron de forma simbólica en los espacios físicos y en la iglesia, que debe comprenderse como arquitectura celestial. Aquí fue donde se realizaron las premoniciones. La utilización de las pinturas de los profetas es un excelente ejemplo de de qué forma las imágenes respondían a distintos géneros de pretenciones y funcionalidades, muchas de ellas de carácter simbólico. En la situacion de la serie de profetas, apóstoles y reyes, estos se dispusieron sobre las columnas que están entre las naves laterales y central de forma que de forma simbólica fuesen los pilares de la iglesia. Un excelente ejemplo es la iglesia de la Compañía de Jesús en Quito, que tiene una secuencia de profetas preparados así (Sebastián, 1990, p. 123).

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